ᴛʜᴇ ᴜᴍʙʀᴇʟʟᴀ ᴀᴄᴀᴅᴇᴍʏ ❀ ɴᴜ́ᴍᴇʀᴏ ᴄɪɴᴄᴏ

꒰ ０６ ꒱

⿻ T/N, Tú Nombre ⿻

Después de aquella plática que tuve con Cinco, llegamos al lugar de donas.
Me bajé del auto y sonreí al ver este lugar, de inmediato recordé todos los momentos que hemos vivido aquí.
Llegó Cinco a un lado mío, me estiró la mano y la tomé, comenzamos a caminar hasta llegar al lugar. Tomamos asiento, detrás de nosotros llegó un señor.

—¿Recuerdas cuando veníamos aquí? —menciona Cinco.

—¿Cómo olvidarlo? —dije con una sonrisa —Solíamos venir aquí de niños, comíamos donas hasta vomitar... Klaus siempre era el primero en hacerlo. —Cinco comenzó a reír.

—Eramos tan jóvenes —menciona.

Miramos al señor que estaba a un lado de nosotros, quien nos miraba extrañado.
Al momento llegó una señora ya grande, sonriendo con una libreta y pluma en manos.

—Una disculpa, el lavabo se descompuso, ¿Que va a pedir? —volte a ver al hombre.

—Me da un boyo de chocolate.

—¿Y para los niños? ¿Un par de vasos de leche?. —volte hacia nosotros

—El niño quiere un café... Negro. —dice Cinco con cierto desagrado.

—A mi igual, un café negro. —sonreí

Se nos quedó viendo de una manera sorprendida, mire a Cinco y el solo le hizo una sonrisa tenebrosa la cual provoco una risa por mi parte. La señora se adentró a la cocina, volvió a salir con el pedido de los 3.

—Tenga, también el de ellos —menciona el señor entregándole un billete.

—Muchas gracias —agradecí por parte mía y de Cinco.

—Disculpe, usted debe conocer toda la ciudad ¿Cierto?. —pregunta cinco.

—Eso espero, tantos años deben de prosperar.

—Requiero de una dirección, ¿Me la puede proporcionar?.

—Claro.

Y así fue, el señor le dio la dirección de una tienda departamental. A los 10 minutos se fue el señor; Cinco y yo conversamos un poco de nuestra infancia, la puerta principal principal se abrió, nos dimos cuenta por la campanilla que sonó, Cinco observo la pequeña campana que estaba al lado de su taza de café, yo también observé y pude ver que eran los hombres de la comisión.

—Creí que tardarían más en encontrarme —exclamó Cinco —Bueno, ahora tienes tu nuevo tiempo récord.

—Vamos número Cinco, somos profesionales, no vengo solo por ti, vengo por ambos —dijo mirándome detenidamente —Así que facilitenme las cosas, no quiero regresar a casa con la conciencia de que mate a un par de niños.

—Tú tranquilo, no te preocupes por eso. —dijo Cinco muy tranquilo.

—¿Así? ¿Y por qué no? —menciona apuntando con su arma.

—Porque no regresarás a casa.

Cinco se transportó a un lado del hombre para darle un golpe, todos comienzan a disparar, veía como Cinco mataba a todos de un golpe o dos, se aparecía por todos lados dándole su merecido a cada uno. Veo a uno de los hombres que se encuentra en el suelo tomar un arma, apunto a Cinco, estaba a punto de dispararle, así que rápidamente y esquivando las balas, cuando me transporté a un lado de él, le rompí el cuello, tomando la pistola y disparando a los demás.