𝐓𝐇𝐄 𝐔𝐌𝐁𝐑𝐄𝐋𝐋𝐀 𝐀𝐂𝐀𝐃𝐄𝐌𝐘 ──── one shots

#.─────diego hargreeves

Nota: Realmente no me gusta ponerle a la protagonista (t/n) ó (___) así que les pondré un nombre, por supuesto eres libre de cambiarlo.

Realmente era fastidioso el tener que trabajar todo el día en la comisaría, quiero decir, amabas tu trabajo por supuesto que sí, pero no recordabas la última vez que había visto tu cama.

Y estabas tan sumida en tus pensamientos, y lo bien que una siesta te vendría que no oíste la insistente voz de tu amiga y compañera Patch.

-Annie-Volvió a llamarte desde su escritorio. Volteaste y la viste junto a un hombre que estaba de espaldas.

-¿Que pasa?

-Podrías hacerte cargo de el-con la cabeza señaló a él hombre a frente a ella- Tengo un asunto que atender.

-Por supuesto-Volteaste de nuevo al frente, encendiendo tu computadora, mientras que el hombre se sentaba frente a tí.- Entonces ¿por qué estás aquí?

-Chica directa, me gusta- Hizo una sonrisa ladina, recargandose en el respaldo.

-Tus intentos de coqueteo no van a funcionar.

-Touche.

La detective Patch sé acercó a dejarme una carpeta, supuse que era informes sobre el hombre frente a mí, bien, así me ahorraba la platica.

-Será mejor qué no la saques de sus casillas, está chica no dudara en patearte las bolas.

Y así cómo llegó sé fue, abrí la carpeta leyendo el contenido.

-Diego Hargreeves, ex detective, arresto por intervenir en un caso, interesante-hablaste a ti misma.

-Ese soy yo, cariño.-Y de nuevo con los alagos.-¿Qué tal si te invito un café después de salir?- Sé acercó más, apoyando sus codos en el escritorio- Tus ojeras me dicen que no haya dormido en días y lo qué necesitas es un buen café cargado.

-Puedo conseguir mi propio café, gracias.

-Te tomas muy enserio eso de no salir con tus clientes ¿cierto?

-Así es.

- Bien, ¿que tal sí sólo te acompaño a tu casa?

-¿No vas a parar hasta que te diga que sí, cierto?

-Eso es correcto, cariño.

-Bien, saldré contigo, hoy a las ocho, y nada de halagos.

Cuando ella sé volteó para decirle algo a su compañero, el alzo el puño disimuladamente en señal de victoria, esa no era la primera vez que la había visto.

Y ahora tenía una cita con ella.