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Los años pasaron lentos y el torturado corazón de Yeonjun se sentía cada vez más frío. Sin su amor no había calidez, solo oscuridad y tristeza, un así jamás se rendía. Busco a su omega por varias ciudades, incluso países. Y no descansaría hasta encontrarlo.

Para ese tiempo muchos de sus compañeros de búsqueda, ya se habían rendido. Incluso algunos de ellos diciendo que la razón de no encontrarlo era que HueningKai había muerto. Pero aun así, aquel alfa no se rendía, su lobo continuaba insistiendo que podía sentir a su omega aunque estuviera lejos. Él sabía que estaba con vida en algún lugar, y al tener el apoyo de su padre le daba la fuerza suficiente para continuar adelante. Su madre por otra parte siempre pedía a la diosa Luna iluminar el camino de sus hijos para poder encontrar al omega, salvarlo, regresar a casa y vivir todos juntos como una gran familia. Pero a pesar de los pedidos desesperados de la señora Choi, la Luna aun creía que no era suficiente el castigo para Yeonjun por haber dañado el corazón de su omega favorito.

Los viajes de Yeonjun y su hermano, atrasaron la división de la manada debido a que él todavía no podría tomar el liderazgo de la manada más joven y Hoseok, al acompañarlo, tampoco podía tomar la sucesión de la antigua manada. Aun así su padre había decidido continuar al mando un tiempo más hasta que sus hijos regresaran. El señor y la señora Choi eran demasiado fuertes al igual que eran respetados por cada miembro de la manada, tanto por los jóvenes, adultos y ancianos, es por eso que jamás se opusieron al retraso de la división de la manada, pero esto no sería así por mucho. El tiempo que tenía Yeonjun para encontrarlo ya se acababa. Solo faltaban dos ciudades más y aunque su deseo era estar con su omega para toda la vida, si no lo encontraba en esos dos lugares no tendría tiempo para volver a recorrer todo desde el inicio. Debiendo asumir si o si sus responsabilidades como líder de la nueva manada. Era eso o cederlo al maldito de Minho y era algo que jamás aceptaría él, ni su padre.

Ese maldito egocéntrico solo pensaba en sí mismo, jamás podría manejar a la manada como correspondía. Por dicho motivo aunque le doliera en el corazón debería hacerse cargo y tomar las riendas como líder sin su querido HueningKai...

Los meses continuaron llegando y la Luna decidió que ya era tiempo de escuchar los lamentos de aquel alfa herido por sus errores. Necesitaba saber si estaba listo para devolverle a su omega.

Y justamente así ocurrió, antes de llegar a la última ciudad, escucho su llanto y pudo oir claramente el pedido desesperado de Yeonjun, algo que realmente la lleno de satisfacción, el alfa estaba completamente roto. Ya era tiempo de devolverle a HueningKai, estaba segura de que jamás lo lastimaría. Esas plegarias llenas de amor, de tristeza, de culpa, era lo que necesitaba oír antes de liberar a su omega favorito. Aparte sabía que le costaría muchísimo recobrar su confianza, él joven omega ya no era el mismo, había cambiado, volviéndose mejor que cualquier omega, beta e incluso que cualquier alfa. Enamorarlo nuevamente no sería sencillo, no después de la dura vida que le había tocado transitar en esos últimos cinco años lejos de su alfa.

Definitivamente la diosa Luna se divertiría en el proceso, sabía que terminaría bien, después de todo estaban destinados amarse para siempre. Pero a Yeonjun no le sería nada fácil recuperarlo por completo, y eso era algo que le daría muchísima diversión.

🔸You Are The Best Of Me🔸 [Yeonkai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora