POV NARRADOR
Una semana había transcurrido en la relativa tranquilidad de la Orilla, mientras recolectaban los alimentos, y la acondicionaban para la llegada de toda la familia a sus festejos decembrinos una ojiazul llegaba por fin a Naddod.
-Bienvenida- le dijo Einar al verla aterrizar –es una pena lo de tu abuela, ella hubiese querido verte antes-
-Lo sé... no tengo mucho tiempo- le dijo tranquila la ojiazul –esta noche ¿si?... mañana quiero estar en camino a casa de nuevo- Einar asintió
-¿Y que has pensado?- le preguntó mientras ambos caminaban por los jardines del palacio –tengo buenos candidatos que te pueden interesar, solo cercanos a tu abuela y gente de confianza- la ojiazul negó
-Tengo mi elección hecha, la sabrás esta noche... ahora ...-
-Por aquí- le dijo señalando el camino hacia la enorme pared blanca al lado del templo de Frigg. Después de un rato de caminar al fin llegó la chica.
La placa más nueva, aun reluciente en oro, en lo alto de la pared, en donde solo los nombres de los reyes se conservaban estaba escrito el de su abuela. Astrid solo inclinó la cabeza y tragó saliva, nunca es sencillo ver escrito un nombre de un conocido en la pared de los que ya cuidan Naddod desde el Valhalla.
-Aquí- le dijo señalando en la segunda fila en altura correspondiente a los grandes combatientes y personajes importantes, una placa solo un poco más humilde y desgastada
-Siv- dijo con media sonrisa al reconocer su nombre. Si es necesario resaltar, Astrid jamás le contó la verdad de Siv a Einar, para él, el seguiría siendo el hijo de la sabia y buena mujer de Naddod –tu abuela pidió que se colocara su nombre a lo alto-
-Tu madre lo merecía- le dijo orgullosa Astrid, el chico humilde inclinó su cabeza –era una gran mujer... sé que estaría orgullosa de ti-
-También de ti...- le agradeció el soldado –iré a pedir que preparen tu habitación-
-Einar...- lo detuvo –no...- le dijo con una media sonrisa en el rostro, ella tenía otro plan.
... en la Orilla...
-Mmmm-
-mmmm-
-mmmm- repetía incansablemente Brutacio con los ojos entrecerrados mirando a su rival
-mmmm- le respondía Dalla, la más pequeña de los Ingerman moviendo la pieza del tablero –JAH- dijo con las manos al aire mientras Brutilda se golpeaba el rostro y Brutacio se dejaba caer sobre la mesa –Perdiste- le resalto victoriosa
-¿El respeto?.... ¿EN DONDE QUEDÓ EL RESPETO A SUS MAYORES?- dijo con los brazos al aire en un tono melodramático Tacio
-Debí apostar por la niña se quejó Brutilda sacando su costal de oro y entregándoselo Gerd, quien arrogante tomó el costal
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ASUNTOS DE PAZ (HICCSTRID)
FanfictionUn enemigo dispuesto a no rendirse, un secreto más por ser revelado y un imperio creciendo, serán la mitad de los problemas que enfrentarán. Aunque queda algo que contar, aún queda una vida que conservar. La rueda gira, las vidas siguen y el tiemp...