CAP 37. UN ACORDE SECRETO

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POV NARRADOR

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POV NARRADOR

El mundo, había dejado de ser tan pequeño, el mar se quedaba para aquellos marineros que aun disfrutaban el andar de las olas, pero el cielo, el cielo era la ruta preferida de aquel archipiélago que compartía su mundo con dragones.  

Si al viento curioso se le ocurría visitar el corazón del Archipiélago, en esos momentos encontraría un amanecer tan perfecto como lo ha sido en la última década, una dulce neblina que promete que en la noche el suelo se volverá a cubrir con un manto blanco con traviesos copos que habrían decidido escaparse del cielo invernal.

Si ese viento curioso se colara por las cabañas, se hubiera encontrado en una a dos pequeños gemelos pintándole un bigote a su papá quien por supuesto, le tocó dormir en el sofá esa noche, en otra de ellas, una pelinegra dormía abrazando a su pequeña hija que había tenido pesadillas, mientras su rubio hijo dormía en su habitación con la cabeza colgando, en paz reposaban mientras su papá ya se había levantado a trabajar para el gran evento, cuando se cansara de soplar ahí, entonces el viento podría colarse a la cabaña que tenía una isla a mitad de la planta baja, podría colarse por las maltratadas escaleras y encontraría a una gallina dormida en una de las camas mientras un chico dormía en el suelo y otra chica dormía volteada en la otra individual, una cabaña más, al fin alguien normal, la de un pelinegro que con discretas arrugas producto de la edad ahora le daban una apariencia abstracta al tatuaje que tenía en la barbilla.

El viento entonces tendría que soplar más lejos, pasando por todas las cabañas que ya esperaban limpias y preparadas a todos los visitantes y entonces, un último soplido del viento tendría que colarse necesariamente a la cabaña ultima, encontraría en ella una planta baja completamente vacía, por debajo de la puerta de madera tallada con el símbolo de un furia nocturna y un nadder, definitivamente el viento se asustaría un poco al notar a tres dragones, en un tapete azul y amarillo una dragona blanca como la nieve ya había despertado y pacientemente miraba a la ventana a un par de terrores nocturnos peleando, en una roca casi negra de tantas veces que había sido incendiada, un dragón tan negro como la noche con una cola roji negra, dormía de panza y con la lengua de fuera, y a lado de la niña en una piel de yak blanquecina, una dragona tan blanca como el lugar donde reposaba dormía profundamente acostumbrándose a la tierra de los humanos.

Entonces el viento finalmente decidiría ir a explorar una última habitación, reluciente de paz, exquisitos rayos de sol se colaban entre las telas que cubrían los enromes ventanales que adornaban la habitación que habían sido colocados por la rubia, fina decoración cortesía de su tiempo con las damas con alas plateadas, el viento entonces moriría de ternura al ver a las dos almas que ya habían despertado desde hace un rato.

El tiempo no pasó por ella en lo absoluto, quizá en su mirada azul había algo más de madurez, pero seguía claro que en su sangre corría la sangre de un ser divino, su sonrisa, la misma que mantenía enamorado a un castaño por casi tres décadas, simplemente no había cambiado, quizá porque seguía teniendo el mismo motivo para sonreír... el.

ASUNTOS DE PAZ (HICCSTRID)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora