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Debo aclarar que los personajes no me pertenecen. Los hechos sucedidos NO SON REALES y que las personalidades que se irán desarrollando en el FanFic no son las verdaderas personalidades de sus personajes.

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Seúl. Viernes 19 de abril de 2019.

Llovía, una lluvia intermitente que Jungwoo no podía entender y que lo hacía pensar en esa persona que algunas veces no le permitía dormir. ¿Llovería más? ¿Podría salir el sol en ese momento, justo cuando él ya lo creía imposible? Disminuyó la prisa de sus pasos cuando pensó que definitivamente la lluvia no cesaría, la suya no. Agradeció que las gotas de lluvia ya no golpeaban con tanta molestia su cuerpo y sólo quedara el silencio acompañado del sonido de las ruedas de los autos sobre los charcos de agua. Estaba empapado, tenía hambre y aún le quedaba una calle en subida para llegar a su casa. Con una prisa menor inició el ascenso, mirando uno a uno los antejardines de las casas de sus vecinos protegidas por rejas negras, toda la manzana era similar. Casas familiares de dos pisos, una bonita y amplia entrada principal y un garaje en el que cabían dos autos, incluso podrían incluir a un tercero si no les importaba dejarlo a la intemperie. Debía admitir que lo que más le gustaba de esa zona era lo espaciosas que eran las casas, pues residía en un barrio donde las personas tenían los ingresos suficientes para vivir bien. Allí nada faltaba, o eso era lo que todos pensaban.

Reconoció el antejardín de su madre de inmediato y sonrió aliviado porque al fin había llegado. Su sonrisa se esfumó prontamente cuando vio una motocicleta estacionada frente a la entrada del garaje, suplicó porque fuese otra motocicleta hasta que reconoció la Yamaha MT 09 que le pertenecía a él y el día casualmente oscureció del todo. Miró la hora en su reloj, faltaba poco para las seis, por lo que supuso que él se quedaría a comer. Abrió la reja que protegía el antejardín y caminó arrastrando los pies hasta la gran puerta blanca y luego rebuscó entre su maleta las llaves, maldiciendo por lo bajo al creer que las había dejado, como siempre, en su cuarto. Unos ladridos y chillidos desesperados se escucharon al otro lado de la puerta, su perro olía fuertemente bajo ella y suplicaba porque alguien la abriese para que su amado dueño entrara. El destino quiso demostrarle a Jungwoo que no todo era tan malo y encontró el martillo de Thor que usaba como llavero e introdujo la llave justo cuando su mamá ya tenía su mano sobre el pomo para abrirle.

Antes de que la mujer pudiese saludarlo, un gran Pastor Alemán de color blanco se lanzó sobre él para lamerle las mejillas mientras movía su cola demostrando lo feliz que estaba por verlo. Jungwoo le acarició con la misma efusividad y luego le sonrió a su madre, que esperaba por su turno.

—¡Bebé! Creí que tardarías más —habló ella, dándole un fuerte abrazo que no duró mucho debido al mal estado de sus ropas—. ¡Ahh! Estás mojado, ¿dónde dejaste tu paraguas? —inquirió con el ceño fruncido mientras le reparaba de arriba abajo.

—Olvidé sacarlo del locker de la universidad —se excusó sin darle mucha importancia y ella negó con la cabeza.

—No hay un espacio seco en ti. Ve a cambiarte pronto o vas a resfriarte, y luego bajas por un poco de Vitamina C —mandó, dirigiéndose a la cocina sin dejar de renegar—. Sabes que tus defensas son bajas, no puedes arriesgart... —la mujer dejó de escucharse mientras Jungwoo subía las escaleras sin dejar de reír por sus palabras.

Sus hermanos decían que, a pesar de ser el del medio, era el más mimado de los tres, aunque él no lo veía del todo así puesto que la única que lo mimaba era su madre, porque en cambio, su padre... se estremeció y no supo si había sido por pensar en lo frío que era ese hombre con él o por el hecho de que la ropa mojada ya había bajado su temperatura corporal más de lo normal. Atravesó el pasillo y escuchó las fuertes carcajadas de sus hermanos acompañadas de las de él, deteniéndose justo antes de tener que pasar frente a esa puerta. Se mordió el labio inferior y miró la distancia que había entre la puerta de ese cuarto, que correspondía a sus padres, y la puerta de su cuarto, que era la que seguía. Si pasaba de largo sus hermanos creerían que escondía algo y saldrían tras él, y si corría... terminaría siendo la misma estupidez.

Alterato [LuWoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora