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Seúl. Lunes 07 de octubre de 2019.

Jungwoo se quejó al sentir ese característico calor que lo embargaba cuando la fiebre tomaba su cuerpo. No quiso abrir los ojos pues su mente lo estaba destrozando, haciéndole recordar que el día anterior Pete le había dicho que lo llevarían a visitar a Yoonchul al día siguiente, y él suponía que ya era el día siguiente y aún no había pensado en lo que le diría a ese hombre. En realidad, sabía que estaba perdido, Yoonchul no le soltaría nada y él temía por lo que ese hombre pudiera hacerle, puesto que la visita no tendría un vidrio de por medio para evitar que Yoonchul se le fuera encima.

—No, sigue dormido —escuchó decir a Taeil muy bajo, justo cuando le cambiaban una compresa en su frente—. Tal vez está teniendo una pesadilla, ¿deberíamos moverlo un poco?

—Despiértalo, vamos a decírselo —soltó Chittaphon—. No hay nadie en el pasillo, son las tres de la mañana, no van a venir a revisar que no estemos hablando con él.

—¿De qué va a servir que se lo digamos? ¿Crees que va a perdonarte? Lo engañamos todo este tiempo, Ten, él...

Taeil se calló cuando Jungwoo los observó, estaban siendo iluminados por una pequeña lámpara que estaba conectada cerca de la cama. Ambos evitaron su mirada mientras él se sentaba como podía y los observaba con sus ojos hinchados y cansados.

—¿Qué es lo que deben decirme? —inquirió.

Taeil exhaló al saber que nunca había escuchado una voz tan plana en él, sintiendo su corazón apretujarse cuando también notó lo vacíos que se veían sus ojos. Por otro lado, Chittaphon se mordió el interior de las mejillas con fuerza, asintiendo y encarándolo.

—Lo hicimos por salvar a otras personas —soltó con sus ojos llenos de lágrimas—. No es una excusa que valga, pero era tu vida o la vida de mi madre. Tu vida o la vida de los padres de Taeil.

Jungwoo les miró en blanco. Taeil bufó y negó con la cabeza.

—En mi caso, es toda mi culpa —admitió el mayor.

Jungwoo recostó su cabeza sobre el espaldar de la cama y suspiró.

—Entonces cuéntamelo, así podré juzgarte —escupió.

Taeil se relamió los labios y bajó su mirada.

—Hazlo —exigió Jungwoo, causando un nuevo y extendido silencio hasta que Taeil terminó hablando.

—Siempre me visualicé como un odontólogo exitoso, imaginé que haría una Maestría en Ciencias Craneofaciales y luego un Doctorado en ello. Planeé toda mi vida alrededor de ese sueño, lo que no sabía era que me volvería un maldito adicto a los juegos de azar. Todo ocurrió cuando estaba a punto de terminar mi pregrado en odontología, no pude dejar de jugar todos los días, así que cuando obtuve mi diploma, tuve que iniciar una especialización en lugar de la Maestría, ya que el cupo de la beca a la que había aplicado para mi Maestría lo había perdido por estar metido en los grandes Casinos de Vancouver. Allí mismo perdí el dinero para pagarme una nueva Maestría en otra universidad menos prestigiosa —frunció su ceño para no llorar, sabiendo que Jungwoo le miraba como si lo desconociera.

»Sabía que lo que hacía estaba mal, pero mi adicción empeoró cuando me gradué de la especialización y con un golpe de suerte obtuve el dinero para terminar de establecer mi consultorio odontológico. Creí que podría obtener aún más para cubrir mi Maestría, así que invertí lo que tenía y al final... terminé hipotecando mi consultorio y la casa de mis padres —reveló. Jungwoo se reacomodó en la cama y su mirada se llenó de preocupación.

»Mis intentos por recuperarlo todo se volvieron inútiles y las deudas comenzaron a ahogarme. Fui un idiota y sólo me di cuenta de ello a inicios de este año, cuando recibí una golpiza a muerte y estuve encerrado en una pocilga a causa de las grandes sumas que le debía a un hombre. Él me había prestado el dinero necesario para recuperar la casa, pero su plazo había sido corto y no pude cumplir con él —tomó una gran inhalación y miró a Jungwoo levemente para volver su vista a sus manos—. Mientras ese hombre se debatía entre matar a mis padres o matarme a mí, yo recordé los rostros llenos de decepción de ellos el día que se enteraron de que su único hijo, ese chico que antes se había preocupado tanto por su hogar, había hipotecado la casa —su voz se quebró y tuvo que detenerse para tomar un poco más de aire hasta poder continuar.

Alterato [LuWoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora