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Había pasado la tarde entera buscando un lugar donde pudiesen reparar su teléfono móvil, encontrando uno en el que le habían asegurado que podían recuperar el noventa por ciento de los datos que no había guardado en la nube de su teléfono, así que Jaemin no dudó en dejarlo con la esperanza de que cada una de sus fotos con Jeno estuvieran a salvo. Intentó poner en blanco su cabeza cuando comenzó a extrañarlo como lo usualmente lo hacía. Habían pasado sólo cuatro días desde lo ocurrido y él creía que era una eternidad y se lamentaba porque muy a pesar de aquel engaño y su dolor, él seguía pensando en Jeno y cuando veía o escuchaba algo que normalmente les interesaba ambos, buscaba su teléfono para escribirle o llamarle y poder contárselo hasta que caía de nuevo en esa maldita realidad que parecía hacer que su corazón doliera físicamente.

Se había visto llorando tanto en las madrugadas que en ciertos momentos no podía respirar y sus padres terminaron decidiendo turnarse para dormir con él, como si aún fuera un bebé que debían cuidar. Jaemin, en lugar de estar agradecido, se sentía enfadado, porque sus miradas cargadas de lástima le recordaban a las de sus amigos que justo esa mañana se habían atrevido a excusar a Jeno, creándole en lo más profundo de su ser la esperanza de que todo era un mal entendido que podía arreglarse, pero después pensaba en las palabras de Yangyang con dolor: "ten un poco de amor propio y no creas sus mentiras", haciéndole pensar en lo mucho que había confiado en él y en lo rápido que todo se había hecho añicos. Jaemin no quería sufrir más, no iba a luchar por una persona que lo había cambiado sin ninguna razón válida, porque él le había amado sin medida y le había pedido ser sincero cuando llegara el momento en el que Jeno no quisiera continuar a su lado.

Intentó dejar escapar sus pensamientos cuando entró a su casa, deteniéndose en el inicio de las escaleras al mirar hacia la izquierda y notar la cocina y sala vacíos a pesar de que a esa hora siempre veía a sus padres cocinando juntos la cena. Inclinó un poco su cuerpo para enfocar su mirada en el ventanal que separaba la sala del jardín, buscando a su hermano o su gata Angora blanca sin éxito, entonces terminó mirando la hora en el reloj que había justo antes de subir las escaleras, resaltando que efectivamente era las seis de la tarde y su casa estaba vacía como normalmente no ocurría. Decidió subir al segundo piso y consideró seguir al tercero donde se encontraba el cuarto de sus padres, pero renunció a ello porque quería encerrarse en el suyo, pegando un respingo cuando encontró a Yangyang sobre su cama cargando a Ío, su gata.

Lo primero que hizo Jaemin fue quitarle al felino, como si aquel chico en algún momento pudiera lastimarlo, y regresó sus pasos, estando a punto de golpearse con el televisor que estaba fijo a la pared frente a su cama.

—¿Qué haces aquí? —escupió y Yangyang se estiró para recostarse por completo en el colchón.

—Nuestras madres prepararán la cena juntas, así que no quería perder la oportunidad de venir a molestarte —explicó mientras miraba al techo.

—Nunca antes habías venido.

—Porque no me interesaba hacerlo —obvió—. Estaba aburrido en casa, los señores Park se llevaron a Jisung a celebrar el cumpleaños de su tía en Japón, no regresará hasta el domingo. Chenle tiene una cena importante con sus padres hoy y Renjun... —se sentó en la cama con una sombría sonrisa— vi a Jeno esperándolo fuera del instituto, deben estar en una cita en este momento, así que no puedo interrumpirlos —soltó aquellas palabras que terminaron siendo veneno para Jaemin.

—No me interesa tu vida ni la de tus amigos.

—No —Yangyang negó con la cabeza e hizo una mueca de falso pesar—, te duele y no debería hacerlo, ¿cuándo planeas olvidar a Jeno? Deja de sufrir por él y busca... —Jaemin le miró fastidiado, dejando su gata en el suelo para que se marchara, y luego tomó al menor del pie izquierdo con rapidez para proceder a jalarlo y hacerlo caer fuera de la cama.

Alterato [LuWoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora