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Seúl. Lunes 13 de mayo de 2019.

Jungwoo y Sicheng salieron de su última clase del día con la cabeza hecha un caos. Sicheng se preguntaba por qué Nakamoto Yuta no le había escrito la noche anterior para desearle una buena noche, no es que lo necesitara, pero de cierto modo se le hacía extraño no dormirse con aquel mensaje acompañado de tontos stickers de Tony Tony Chopper, preguntándose cómo él se había dado cuenta de que éste era su personaje favorito de One Piece. Por otro lado, Jungwoo no paraba de pensar en Ten, que ese día no se había aparecido por ninguna de las clases y no contestaba su teléfono, haciéndoles creer que tal vez algo malo le había ocurrido, por lo que decidieron ir juntos a Admisiones para solicitar la dirección de su apartamento e ir en busca de él, hasta que Yuta los abordó y sin necesidad de que el japonés le mirara, Jungwoo desvió su camino hacia una banca alejada, donde continuó llamando a Ten desde el teléfono de Sicheng, pues él había perdido el suyo y su madre había quedado en llevarles teléfonos nuevos a Mark y a él cuando regresara del trabajo.

—¡Jungwoo, espérame! —pidió Sicheng, pero su mejor amigo le ignoró y él tuvo que mirar a Nakamoto Yuta, sintiéndose bastante incómodo, aun así, sus piernas no le respondieron cuando les pidió que se movieran.

—Pensé que al menos podrías despedirte de mí —dijo el japonés con un rostro serio por primera vez en todo el tiempo que Sicheng le había visto.

El castaño pestañeó sin comprender y ladeó un poco la cabeza, haciendo que Nakamoto Yuta soltara un bufido en el que demostraba que su reacción podía matarlo de ternura.

—Oh, vamos, se supone que estoy enfadado, no me mires así —soltó el mayor y de repente Sicheng no pudo evitar sonreír. El otro se puso una mano en el pecho y se quejó—. Basta, Sicheng, deja de matarme y dime por qué escapaste de mi casa sin decir nada, no sé, esperaba que al menos me dijeras cuánto me odiabas, pero sólo encontré la cama vacía.

Sicheng frunció el ceño y negó con la cabeza.

—Traté de despertarte, pero dormías tan profundo que no pude hacerlo —se excusó. «No tienes que dar explicaciones, Sicheng».

El rubio entrecerró los ojos y suspiró.

—Podría creerte porque mi sueño es bastante profundo cuando estoy muy cansado, pero... ¿entonces por qué no me dejaste un mensaje en el chat de WhatsApp? Te vi en línea toda la noche.

«¿Por qué no enviaste tú el mensaje de buenas noches, entonces?», pensó enojado y frunció mucho más el ceño.

—Te dejé una nota sobre la cama.

Nakamoto Yuta sonrió amplia y hermosamente, haciendo que Sicheng quisiera hacer una pataleta allí mismo. «ilegal, su sonrisa es ilegal».

—¿No estás jugando conmigo, cierto? ¿Me dejaste una notita de amor? —inquirió ilusionado y Sicheng hizo una mueca mientras negaba con la cabeza.

—Sólo fue una nota, nada más.

El japonés sonrió y negó con la cabeza.

—¿Cómo puedes ser tan cruel, Sicheng? —inquirió.

—No estoy siendo cruel, Nakamoto Yuta —obvió.

—Vale, entonces, si sólo dejaste una nota-nada-más debes compensarme por haberte ayudado, ¿no crees? —preguntó con ojos brillantes y Sicheng terminó retrocediendo un paso sin saberlo.

—Era una nota de agradecimiento.

—No lo sé, no la vi, puede que me estés mintiendo —aclaró—, lo que quiere decir que, aún no me has agradecido por prestarte mis brazos para calmar tus pesadillas.

Alterato [LuWoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora