Cuñados

2.3K 271 27
                                    


Había salido corriendo de la casa del azabache, se sentía lastimado e insultado, no aguantaba más las ganas de llorar y sin poderlo evitar se derrumbó, las lágrimas comenzaron a salir, lo hería tanto la imagen que el azabache tenía de él sin haberle dado ningún motivo para que se expresara de esa forma de él, no entendía que había hecho mal, quizá debía rendirse igual que con Sai, seguramente su destino no era estar con el menor de los Uchiha, había jugado con fuego y ahora se estaba quemando, en su intento de enamorar al otro, había caído en su propio juego, pero es que todos los pequeños detalles que el azabache hacía por él lo habían cautivado, al igual que esos besos de los que se había vuelto adicto, debía acabar con todo o saldría más herido.

Camino en silencio hasta el parque y fue a mecerse en los columpio tratando de despejar su cabeza, tenía que ser fuerte, se limpió las lágrimas con la manga de su abrigo, no debían verlo llorar.

– ¿qué me diría Hinata? Definitivamente "te lo dije" odio cuando tienen razón... Quizá debo ir a casa, espero que no haya nadie, así puedo sumergirme en mi miseria – sonrió con amargura – quizá el amor no es lo mío, digo jamás me había preocupado por ello hasta que conocí a Sasuke, todo hubiera sido mejor si no lo conociera... y es que no puede gustarme, es un arrogante, egocéntrico, tiene un pésimo carácter – comenzó a enumerar con los dedos mientras decía cada defecto del azabache – Si, me odio, ¿Por qué mentí? No sé, pero es la peor idea que he tenido en mi vida – suspiro después de terminar de hablar consigo mismo y se levantó para poder caminar a su casa, caminando lentamente.

Llego a casa y fue a su habitación para poder meter algo de ropa en una mochila, llamaría a sus padres para avisarles que se quedaría en casa de Hinata, pero claro que no iría con ella, pues conocía al azabache y si recapacitaba era obvio que el segundo lugar donde buscaría iba a ser con su amiga, así que llamó a Sai para pedirle ayuda, y este lo mandó a casa de su novio.

Sasuke fue directo al centro de la ciudad, recordaba perfectamente que el rubio le había mencionado que le gustaba un cachorro, el cual le había llevado a ver a la tienda de mascotas, así que si iba a pedirle disculpas quizá ese cachorro husky le ayudaría a ganar el perdón de su pareja.

Después de comprar una caja para poder meter al nada pequeño cachorro fue directo a casa del rubio, toco el timbre esperando que este le abriera, sin embargo no hubo respuesta por lo que se desesperó, había dejado ir a Naruto solo, quizá algo le había pasado, trato de calmarse y saco su celular para llamarlo, pero al igual que con el timbre no había respuesta, además de que lo mandaba directamente al buzón, se mordió el labio mientras pensaba qué hacer, ¿debía llamar a sus suegros? Claro que tal vez lo mataría por dejar que Naruto saliera solo y molesto. La preocupación no lo dejaba pensar con claridad, entonces recordó a Hinata, definitivamente ahí debí estar el chico, así que iría directamente con la mejor amiga de su novio.

Al llegar con la Hyuga tocó el timbre y no tardaron en abrir por un chico de cabello castaño y ojos idénticos a los de Hinata.

– ¿Que se te ofrece? – preguntó con seriedad el castaño.

– Necesito hablar con Hinata.

– Me temo que es imposible, ahora mismo está teniendo lecciones de taekwondo.

– Neji, ¿Qué ocurre? – Miró por encima del hombro del chico – oh... Sasuke, ¿Qué quieres?

– ¿Está Naruto?

– Obviamente no, estoy ocupada, mi primo me está ayudando con mis lecciones... espera un momento, ¡¿Que le hiciste a Naruto?! – Tomo al Uchiha del cuello de la camisa mientras lo miraba con odio – si le pasó algo... juro que te mató.

De Una Mentira Nace El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora