Solos

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Parecía que nada podría dañar el amor que sentían el uno por el otro, ya había pasado una semana desde que tuvieron la pelea, pero ahora todo iba mejor, Sasuke no lo había vuelto a insultar ni hacer nada para lastimarlo, solo en ocasiones se enojaba porque el rubio no hacía alguna tarea, pero fuera de eso todo era perfecto, definitivamente estaban felices de haber sido sincero y hablar de sus sentimientos.

Y En ese preciso momento se encontraban en casa del rubio, pues como de costumbre la madre de este había invitado a su joven yerno a cenar con ellos.

– Fue muy lindo de tu parte regalarle el cachorro a Naruto – sonrió mientras veía a la mascota de su hijo durmiendo bajo la mesa

– Si, pero por favor la próxima vez consulta con nosotros primero

– Minato no seas tan duro con Sasuke, el solo quería darle un regalo a tu hijo

– Lo sé, pero ¿Qué tal si alguno de nosotros fuera alérgico al pelaje de Kurama?

– Esta bien, no se preocupe entiendo que debí preguntar primero

– ¿lo ves, Kushina? Sabía que Sasuke entendería perfectamente, después de todo es un chico muy maduro para su edad.

– En eso estoy de acuerdo, es un chico muy maduro, inteligente y guapo, definitivamente Naruto se sacó la lotería contigo.

– Mamá – el rubio está rojo de la vergüenza, pero ya debía acostumbrarse, pues siempre era lo mismo con su madre, halagando al azabache.

– No, claro que no, es todo lo contrario señora, yo soy el afortunado por haber conocido a su hijo...

– son tan tiernos, ¿no te alegras por ello, Minato?

– Claro que sí, eso es obvio querida, mientras Naruto este feliz, yo lo estoy

– Papá, eres tan bueno

El rubio mayor solo sonrió y la cena continuo entre charlas hasta que el azabache, después de ayudar a lavar los platos sucios se fue a su casa.

A la mañana siguiente como de costumbre iban solos, caminando tomados de la mano hacia la escuela, pues Hinata había dejado de acompañarlos desde hacía ya algún tiempo para darles "privacidad"

– Es cierto, no te he dicho que mis padres hoy irán a buscar a mi hermano

– ¿El que se va a casar? – miró con curiosidad al rubio.

– si, a él... y Sasuke, es el único hermano que tengo, como sea el vendrá antes que su novio al parecer.

– Vaya... entonces ¿estarás solo?

– Así es, claro al menos que tú quieras ir a acompañarme – miro al azabache con un pequeño puchero – ¿iras?

– No lo sé, tu padre dijo que no quiere que vaya a tu casa si ellos no están

– Vaya, ¿desde cuándo eres tan obediente? Ya has ido a mi casa antes cuando estoy solo, además no estaremos sólo, Kurama estará ahí igual.

– lo pensaré...

– Sasuke, por favor, ¿Qué tal si entra un ladrón en la noche?

– está bien, iré, pero ya vamos a la escuela que se nos está haciendo tarde.

– ¡Qué lindo eres! – beso la mejilla de este y siguieron con su camino.

Claro que no todo podría ser tranquilidad, cuando llegaron al salón entraron y fueron a sentarse a platicar con la pelirroja, más bien el rubio y la pelirroja hablaban porque el azabache no intervenía al menos que fuera necesario, mientras platicaban se sorprendieron al escuchar una voz bastante familiar, era Sakura, había vuelto.

– Hola chico, ¿Qué tal?

– Sakura... volviste – Karin trataba de aparentar alegría, pero era obvio que no podía.

– Si, parece que les molesta, y vaya sorpresa, así que Sasuke ahora está en nuestro salón, debe ser muy bueno para ti Naruto.

– Si, bastante, así me ayuda más que antes – le sonrió a su pareja – pero tú, ¿ya estás mejor?

– en verdad nunca estuve enferma, mis padres salieron de viaje y yo fui con ellos, acabo de volver...

– y te crecio el cabello.

– No seas tonto, son extensiones... mi cabello era horrible.

– Y lo sigue siendo – Sasuke habló en voz alta sin pensarlo.

– ¡Sasuke! No seas así...

– bien, como sea – frunció el ceño ante el reproche del rubio

– está bien no me importa... – sonrió y se sentó justo en medio de Naruto y Karin

– Naruto ven conmigo un momento, tenemos que hablar.

Sasuke se levantó y tomó de la mano a su novio, hablaría con él, tenía que hacerlo entender que Sakura no era una buena persona, pero antes de que pudiera decir algo el rubio lo beso.

– Tranquilo, lo sé, no debo confiar el ella, Sasuke ya me lo dijiste mil veces.

– Está bien – sonrió – volvamos entonces.

No sabía cómo, pero él y Naruto tenían una conexión, podían pensar o darse una idea de lo que el otro pensaba, y eso era maravilloso.

La de cabello rosado vio de reojo que el celular del rubio estaba en el escritorio de este, así que con cuidado lo tomó y lo metió rápidamente en su mochila, algo debía haber que la ayudará.

El resto del día transcurrió con tranquilidad, Sasuke había estado alerta todo el día en caso de que la de cabello rosado trata de hacer algo contra el rubio, aunque al parecer no tenía nada planeado, sin embargo tan pronto como acabaron las clases salió con Naruto.

– vamos a mi casa primero, iré por mi ropa para cambiarme.

– está bien, o puedes quedarte sin ropa, igual ya te vi desnudo.

– y yo a ti – sonrió mientras lo veía de pies a cabeza – y en verdad no estás nada mal...

– Lo sé... – lo abrazó del cuello para poder hablarle al oído – y si tú y yo... ya sabes...

– ¿Tratas de seducirme? En ese caso te llevaré a tu casa primero.

– ¿no te vas a quedar conmigo?

– jamás dije eso, solo dije que te llevaré a tu casa.

– si no te quedas tanto confiaré en ti, lo prometiste.

– Eso no es verdad – comenzó a caminar tomando la mano de este – té dejar en tu casa y luego iré por mi ropa.

– está bien... – el azabache lo beso y continuaron su camino.

Después de que dejó al rubio fue a su casa para cambiarse y tomar ropa limpia, luego al salir de su casa se dirigió a una farmacia, pues necesitaría algunas cosas para esa noche. 

De Una Mentira Nace El AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora