Esta noche es el cumpleaños de Kyuhyun. En contra de lo que todo el mundo esperaba, no ha organizado su habitual fiesta para más de mil personas en el local de moda de la ciudad. Este año seremos en total unos cincuenta, en la terraza de su casa. Síntoma de que el tal Sungmin a sus dieciocho años está consiguiendo que madure un poco.
Viene excitadísimo a abrirme la puerta. Me lleva a un aparte para decirme dos cosas que considera extremadamente importantes: una es que Sungmin ya está allí y se muere de ganas de presentármelo, la otra es que lamentablemente también ha venido Jieun, y me asegura que él no la había invitado.
Ya se acerca a saludarme. Kyuhyun nos deja solos un poco cortado.
—¿Qué haces aquí? —le pregunto.
—He sido amiga de Kyuhyun durante un tiempo —me dice—, quería felicitadlo en persona.
¿Cómo no se da cuenta de que está completamente fuera de lugar? Sigo pensando que necesitaría ver a un buen psicólogo. No quiero hablar con ella cuando se vuelve tan entrometida. Además no hay quien la aguante.
—¿Adonde te vas?
—A la fiesta, Jieun. Y a decir verdad, tu presencia aquí no es grata.
Baja la mirada, humillada. Sus suspiros de perro apaleado consiguen que me sienta como un gusano asqueroso.
—Me voy —me dice—. Había venido para verte. La verdad es que tu ausencia me lleva a portarme de forma ridícula. Te pido perdón.
Se acerca al ropero para recoger su chaqueta, pero su victimismo hace que me sienta culpable.
—Soy yo quien te pide perdón, quédate —la detengo—. No haces el ridículo. Tienes toda la razón, Kyuhyun es también amigo tuyo y estoy seguro de que se alegrará si te quedas para celebrar su cumpleaños.
—¿Y tú —me pregunta— también te alegrarás?
Podría contestarle que sí y estoy seguro de que dentro de poco volveríamos a vernos y hablar como si nada, o en cambio decirle que no y quedarme con el sentimiento de culpabilidad. Prefiero escoger una respuesta más ambigua.
—Quiero que estés bien —le digo—. Tampoco es fácil para mí, pero tenemos que ser pacientes.
Jieun se da por satisfecha con mi ambigüedad y decide seguirme al comedor.
Ya ha llegado más o menos todo el mundo.
En medio de la confusión, un chico jovencísimo, con un pantalón ajustado, me mira con insistencia.
Mientras saludo a los amigos, el no deja de mirarme con un descaro que resulta casi violento. Después llega Kyuhyun y lo besa en los labios, entonces entiendo que se trata de Sungmin y mi incomodidad crece de manera exponencial.
—Hyuk —me llama Kyuhyun—, ven, te quiero presentar a una persona.
Me acerco, y los ojos de Sungmin no dejan de mirarme fijamente, como si quisieran hacerme una radiografía. Jieun me sigue sin enterarse.
—El es Sungmin —me dice Kyuhyun sonriendo—. Y él es Hyukjae, te he hablado mucho de él.
El chico alarga una mano con cara de pasmado.
—Te había reconocido —me dice—. Eres Lee Hyukjae, no podía imaginármelo.
Ahora es Kyuhyun quien se siente incómodo, y Jieun da un paso más para acercarse y enterarse mejor de lo que está pasando.
—Soy el primo de Lee Donghae —me explica Sungmin sin entusiasmo, que aparta su mano nada más estrechar la mía. Luego se dirige a Kyuhyun—: Me has hablado mucho de él, sí, pero no me has contado lo más importante. —Me mira con indignación—. Tu amigo espera un hijo y está a punto de casarse.
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Lovebook
RomanceDonghae tiene ocho años cuando a la salida del colegio se encuentra con Hyukjae. Él sólo es un niño mientras que Hyukjae es un adolescente. La diferencia de edad entre ellos es una barrera que no se puede romper. Pero quince años más tarde, después...