Capítulo 34

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Henry

En el momento que mi madre salió por la puerta me volví hacia Regina con una sonrisa. Ruby y ella fruncieron el ceño ante mi expresión, sin dar explicaciones tome la daga que estaba sobre la cama y luego la mano de Regina para comenzar a caminar hacia la puerta.

-Henry…

-No hay tiempo, Ruby ve a buscar a David necesito hablar con él antes de que partan a buscar a Hades. Dile que nos encuentre en el jardín.

-Bien.

Sin cuestionar nada Ruby salió por el pasillo en la dirección opuesta a la muestra, arrastre a Regina hacia los jardines ignorando sus preguntas no había tiempo teníamos que actuar rápido.

Nadie sabía a excepción de mi madre por supuesto mi escondite secreto, bajo el manzano existía un refugio subterráneo donde guardaba todos mis objetos mágicos. A medida que fui creciendo y obteniendo la sabiduría para convertirme en un hechicero sanador Emma decidió que debía tener un lugar donde guardar mis cosas.

Llegamos al jardín y nos detuvimos frente al árbol.

-Henry por favor puedes responder alguna de mis preguntas.

-Todo a su tiempo lo prometo.

Abrí la palma de mi mano en dirección a las raíces del manzano y una compuerta comenzó abrirse separando en dos la tierra. Regina abrió los ojos sorprendida de lo que estaba ocurriendo, antes de que pudiera decir algo más David y Ruby se hicieron presentes.

-Henry… ¿Qué diablos es eso?

-Aquí no síganme.

Los tres asintieron un poco desconfiados pero me siguieron sin cuestionamientos.

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Emma

-Bien Robin te escuchó.

-Solo quiero disculparme por decirle a Regina.

-Esta bien era lo mejor, no creo regresar de esta misión. Tarde o temprano debía decirle.

-Pero no tiene que ser así.

-Sabes muy bien que no hay opción. He pensado en todas las posibilidades pero mientras yo siga con vida “El” encontrará la manera de volver, siempre lo hace.

-Dime entonces de qué manera puedo ayudar.

-Mantente con vida y vuelve con Regina, sigues siendo su guardián, depositó su vida en tus manos.

-Será un honor, prometo que la cuidare con mi vida.

-Eso espero.

En ese momento Neal entró a la sala con Morfeo tras sus talones. El castaño me miró apenado parecía sentirse mal por nuestra discusión mientras Neal me sonreía con nostalgia.

-¿Porque estás levantado? Casi te mueres deberías estar recuperando fuerzas, en especial con lo que se avecina.

-Estoy mejor, no necesito descansar. Henry le dió a Neal un tónico para que me recuperara rápido y debe decir que funcionó de maravilla, tu hijo tiene grandes habilidades.

-¿Henry te dió un tónico Neal?

-Emma, no es momento de ponerse en estado de madre protectora.

A God loves only once - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora