Capitulo 32

211 22 6
                                    

Hola tanto tiempo. Por favor no me odien, les pido disculpa de ante mano por los errores. Trataré de subir otro capítulo pronto pero los tiempos en mi vida son cortos y difíciles. En fin nada espero que les guste el capítulo y no me odien porque es medio corto.

.
.
.
.
.
.

Emma

-David.

-No te atreves a negarte, no estás sola ya lo hablamos, deja de ser tan obstinada y acepta nuestra ayuda.

-Bien.

Todos los presentes me miraron sorprendidos. No tenía tiempo para discutir o las fuerzas necesarias para hacerlo, lo sabía muy bien, no podía hacer todo sola, mi tío tampoco estaba solo.

-¿Así nada más?

-¿Existe la posibilidad de que me dejes ir sola si me niego a recibir ayuda?

-Pues no, te seguiría de todos modos.

-Ahí tienes tu respuesta

-Entonces…

-¿Que hacen ellos aquí?

-Graham los llamó y les dijo lo que había pasado con Morfeo.

-¿Pero porqué están aquí?

David se giró hacia Robin, dió un paso al costado y los dejó entrar. Ruby que estaba detrás de ello se apoyó sobre el marco de la puerta con los brazos cruzados mientras Regina se colocaba junto a mí con el ceño fruncido. Un repentino malestar se hizo presente en mi interior, dejándome en claro que mi esposa no estaba a gusto con la presencia de su ex y Perséfone.

-Necesitaba hablar contigo.

-Bien, habla.

-Preferiría que fuera a solas.

Suspiré con molestia pero accedí, algo me decía que la información que traía no era buena para que todo el grupo y en especial mi hijo escucharán.

-Esta bien, Ruby lleva a Graham arriba debe descansar un poco.

-¿Porque, que pasó?

-Tu novio te lo dirá.

Ruby asintió sin chistar y alzó una mano invitando a Graham a que la tome, sin decir nada el Eterno la estrecho y salieron del despacho.

-¿David puedes llevarte a Henry?

-Mama...

-No hay discusión niño, ve.

Henry bufo molesto y siguió a mi hermano, una vez fuera David cerró la puerta dejándonos a los cuatro solos. Regina se cruzó de brazos y se sentó contra el escritorio manteniendo una buena distancia de nuestros invitados, mientras nosotros nos quedamos parados en medio de la sala.

-Muy bien Robin te escucho, pero que sea rápido tengo cosas más importantes que hacer en este momento que perder el tiempo aquí contigo y Perséfone.

La pelirroja giro los ojos molesta y dió un paso hacia Robin cuando tocó su hombro él se alejó como si su toque lo hubiese quemado, fruncí el ceño ante su reacción pero no dije nada.

-Estaré afuera si me necesitas.

-Haz lo que quieras.

No pude evitar volver la mirada hacia Regina, algo malo había pasado, mi esposa se alzó de hombros quitándole importancia. Una vez que Zelena se había ido Robin se sentó en el sofá más cercano y se frotó el rostro exasperado. Al ver su estado nervioso me senté frente a él e invite a Regina hacer lo mismo, mientras mi esposa se acomodaba a mi lado lo miro fijo y hablo.

A God loves only once - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora