Capitulo 5

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Regina

Esa mañana me desperté un tanto confusa había tenido un sueño tan extraño pero a la vez tan real que no sabía qué pensar en el sueño me encontraba corriendo descalza por un bosque que me era demasiado familiar aunque jamás en mi vida habia está allí detrás de mí escuchaba una risa era Emma que seguía mis pasos tratando de atraparme parecía una clase de juego entre las dos acelere el paso divertida por la situación esquive un par de árboles y me adentre al hermoso bosque alce la mirada al cielo un momento y este se volvió completamente gris parecía que iba a llover gire la cabeza para decirle a Emma que debíamos buscar refugio pero cuando lo hice ya no estaba allí en su lugar había dos sabuesos enormes, no se porque pero un sentimiento de desesperación se apoderó de mí y sin ninguna duda seguí corriendo con todas mis fuerzas a la distancia divisé una cabaña y me dirigí hacia ella para intentar refugiarme entre al lugar pero ya era demasiado tarde porque antes de poder cerrar la puerta los perros saltaron sobre mi.

Me desperté agitada con un fuerte dolor en el pecho me senté y miré a la derecha, el despertador marcaba las seis de la mañana suspiré cansada y me levanté camino al baño me lavé el rostro para quitar la sensación de molestia que me había provocado ese extraño sueño cuando volví al cuarto note que Robin ya no estaba allí o tal vez ni siquiera había llegado esa noche sonreí y negué con la cabeza esa siempre fue nuestra rutina, durante todos esos años de casados jamás mantuvimos mucha intimidad de hecho podría contar con una sola mano las veces que había ocurrido además los dos sabíamos que nuestro matrimonio era sólo por conveniencia nunca nos cuestionamos por nada, cada uno hacía de su vida lo que quería mientras se mantuvieran las apariencias todo estaría bien entre los dos. Lo principal era mantener el matrimonio ideal frente a la familia, ellos eran los únicos que debían creer que éramos un matrimonio feliz, era la única manera de mantenerlos alejados de nuestras vidas.

Siempre me fue sencillo fingir mis sentimientos por Robin era un hombre bueno y nos llevábamos de maravilla ademas en mi vida nunca hubo nadie que me cuestionara esa extraña relación que teníamos. No podía decir lo mismo de él ya que había otra mujer en su vida y estaba segura que debía rendir cuentas cada tanto por eso pasaba muchas noches fuera con la excusa del trabajo o se iba de viaje varias veces en el mes llegaban a pasar varios días sin que mantuviéramos contacto y la verdad es que no me molestaba de hecho me hacía más fácil el asunto del matrimonio falso, no tenía que estar al pendiente de sobre llevar la mentira en todo momento.

Robin eran un gran hombre tanto que a veces parecía irreal jamás dejo que me faltara nada y siempre me trató con respeto y cariño por eso acepte nuestra realidad sin pedir más. Nuestra relación siempre se basó en la amistad y la confianza y eso es algo de lo cual siempre le estaré agradecida.

No estaba orgullosa en lo que me había convertido pero gracias a eso pude escapar de las garras de mi madre. Cora Mills siempre fue una mujer complicada jamás pude entenderla ni trate de hacerlo estaba tan cegada por el poder y el dinero que me hacía muy difícil tratar con ella además de su forma de sobreprotegerme tanto que me ahogaba pero nunca sentí que lo hiciera por amor algo dentro de mi me decía que había algo más en sus intenciones, no estaba segura el porqué pero me trata como una piedra preciosa que no podía perder aunque desde que me había casado su presencia en mi vida fue menos constante y Robin era el principal motivo, él se mostraba seguro y firme ante ella la enfrentaba constantemente demostrando que junto a él jamás me iba a suceder nada ni me iba a faltar nada. Volví a sonreír ante ese pensamiento porque era cierto si no fuera por él jamás hubiera podido estudiar medicina, eso era algo mi madre quería evitar a toda costa decía que mi deber estaba en seguir el legado familiar algo que realmente aborrecía, yo quería salvar vidas no quitarlas, no era que mis padres eran unos asesinos pero la empresa familiar creaba las armas que gente desquiciada usaba para acabar con la vida de otros. Sacudí la cabeza tratando de alejar esos pensamientos y terminé de vestirme tranquila, una vez que estaba lista baje a desayunar antes de ir al hospital estaba en el último escalón cuando oí su voz. En ese momento un escalofrío recorrió mi espalda, no entendía qué hacía allí, no era día de fiesta, ni nada parecido respire profundo y fingí una sonrisa al entrar a la cocina.

A God loves only once - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora