19. Listas

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Apenas Amanda entró a la casa se fue emocionadísima a su habitación para empezar a empacar. Había subido las escaleras con muchísima prisa.

— ¡No corras en las escaleras! —grité pero ella no me hizo caso. Solté una risilla cuando ella dio un portazo a su habitación.

Me quedé pensando por un instante al pie de las escaleras, en todo lo que acaba de pasar.

Niall acepta que tiene una hija.

Y yo ahora, tengo que empacar también para irme a la casa de él, que tiene de campo, que ni siquiera sé dónde está ubicada.

Cosa que debo de admitir, que me da nervios.

¿Por qué?

Imagínate.

Fuiste la novia del padre de tu hija por unos meses, no le ves de hace quince años y ahora que me lo encuentro inesperadamente él quiere invitarme por una semana a pasar con él.

¡Va todo increíblemente rápido!

Además de que todo fue bastante inesperado. Todo me ha caído de golpe.

Suspiré y procesé todo por unos minutos cerrando los ojos. Aún estos me ardían por lo que había llorado.

— ¿Mamá no empacarás?—me gritó Amanda desde la cima de la escalera. Abrí los ojos de inmediato.

—Sí, iré a hacerlo—me removí de mi postura rígida y cabizbaja y subí el primer escalón para ir a mi habitación.

— ¿Qué te pasa mamá?—preguntó ella desde ahí aún.

—Nada—negué meneando la cabeza a la vez que subía el otro escalón.

—Mamá dime algo—ella me miró con una sonrisita inquieta.

—Te digo.                                         

Ella rió un poco.

— ¿Qué se siente encontrarte a uno de tus ídolos al frente de tu casa? —preguntó para cuando yo ya estaba a su lado.

— ¿Con que te diste cuenta de eso?—le respondí con otra pregunta. Ella hizo una mueca.

— ¡Cómo no! —ella rió—. Me di cuenta de hace mucho. 

—Era obvio—respondí—. Creo que por eso me ponías a ver todo lo que tenía de One Direction.  

— ¿Qué se siente que él te invite a tu casa?—preguntó de nuevo, ignorando mi observación anterior.

—Pues debo admitir que es algo que me cuesta procesarlo—dije la verdad.

—Es extraño que no estés fangirleando—comentó ella riendo.

—No tengo con quién—dije mientras me encogía de hombros y reí.

— ¿Conmigo? —preguntó ella ofendida.

—Ya lo conoces—dije restándole importancia al hecho y traté de irme a mi habitación—. Quizás llame a mamá y le cuente—ya estaba en la puerta de mis habitación y la iba a abrir.

— ¿Te gusta Niall?

Esa pregunta me hizo paralizarme.

— ¿Qué si me gusta?—pregunté algo sorprendida por la pregunta de mi hija. Ya había abierto la puerta, pero me quedé en el marco de la misma.

—Mamá, sólo es una pregunta más—dijo ella ahora restándole importancia—. No tiene nada de malo que él sea tu debilidad…  

—Para contestarla, te digo que no—mentí.

Tu RecuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora