10. Visita inesperada

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Al día siguiente me desperté. Me senté en la cama y sentía aún los párpados pegados, con los ojos aún cerrados tomé mi celular de debajo de la almohada, encendí la pantalla y vi el fondo borrosamente que tenía de mi hija Amanda cuando era una bebé. Miré la hora y me di cuenta que eran las cinco de la mañana, todo aún seguía oscuro como era de esperar de esa hora.

«Debo levantarme o se hará tarde», pensé.

Corrí las cálidas sábanas, sintiendo de inmediato ese frío incómodo erizándome la piel de las piernas.

« ¡No! ¡Estás de vacaciones! », una vocecilla habló en mi mente haciéndome recordar ese pequeño gran detalle.

Inmediatamente me volví a cobijar y volví a cerrar los ojos relajándome. Empecé a sentir como el peso de mis hombros bajaba y se disolvía entre la suavidad del colchón.

Cerré mis ojos y me dormí otra vez pesadamente y por fin en muchos años de mi vida no sentí más preocupaciones, estrés, dolor, cansancio y muchas otras cosas que siempre me atormentaban.

— ¡Mamá!—escuché un grito de Amanda. Eso en definitiva me hizo despertar de mi sueño profundo— ¡Mamá!

Entreabrí mis ojos y la vi al pie de mi cama.

— ¿Sí Mandy?—pregunté con voz soñolienta.

—No te enoja que le haya dicho a Darcy que viniera a casa ¿O sí?

—Mmm no—dije y bostecé—.No—dije de nuevo, volviéndome a acomodar en la cama.

Ella rió.

—Ella viene dentro de diez minutos—dijo con una sonrisa de oreja a oreja.

— ¿Mmm?

—Que ella viene en diez minutos, aproximadamente—dijo de nuevo.

— ¿Qué?—dijo desacomodándome de mi posición.

—No te preocupes, las dos estaremos en mi habitación. Tú solo descansa.

—Ok—dije volviéndome a acomodar.

—Luego te llamaremos para cuando tengamos el almuerzo hecho—dijo ella ya yéndose de mi habitación.

—Ok—dije de nuevo— ¿Qué hora es? —pregunté porque me había me acordado.

—Son las once de la mañana con veinticinco.

— ¿Tan tarde?—pregunté pero ella ya no estaba. Así que preferí levantarme e irme a bañar.

Al cabo de unos treinta minutos—, ya que me dediqué a disfrutar de una ducha caliente—, salí vestida del cuarto de baño con un short de mezclilla, una blusa de tirantes de color turquesa y mis sandalias.

Salí de mi habitación, escuchando unas risas que venían de la habitación de Mandy. Me acerqué a ella.

Pensaba saludar a Darcy.

Toqué la puerta.

— ¡Abre!—dijo Mandy desde adentro. Tomé el pomo de la puerta y me encontré con unas dos jovencitas, una rubia de ojos azules y otra castaña, más bajita de ojos azules verdosos y cabello color castaño claro.

—Hola—dije a las dos.

—Hola señora… perdón—dijo Darcy—. Jazmín.

Reí.

—Hola Darcy—la saludé con una sonrisa—. Iré a hacer algo de comer—anuncié a las chicas, tomé la puerta de nuevo para cerrarla y dejarlas solas, pero Mandy me llamó.

Tu RecuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora