5. Dudas

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-¿Y no te duele nada?- eran las diez y media de la mañana, había quedado con las chicas para ir a la playa un rato. Estábamos a principios de Julio, casi recién empezadas las vacaciones pero Ravens Port ya estaba casi al máximo, es lo que tiene vivir en un pueblo costero, aunque no me agradan demasiado las marabuntas de gente. Nos encontrábamos las cinco tumbadas en nuestras respectivas toallas dejando que el sol nos diera en la piel, conversábamos mientras de fondo escuchábamos el griterío de los niños que jugaban en el agua. Miré a Maica y luego mi talón, el cual presentaba rojez alrededor de la herida, la cual no me había querido vendar.

-Me molesta más que doler…-respondí.

-¿Pero qué te pasó?-preguntó Anna sentándose en su toalla.

-Si, Meredith nos dijo que te dolía la cabeza pero…-empezó Aned.

-Te conocemos y eso suena a una de tus excusas cuando no estás cómoda en un sitio-finalizó Aran.

-Chicas, os prometo que estaba muy a gusto en la fiesta de anoche pero…-me mordí el labio. ¿Se lo contaba? Ellas también habían oído las historias de mi abuela sobre los selchies y les encantaba oírlas casi tanto como a mí, pero de ahí a creer en ellos…

-¿Pero?-preguntó Maica con un tono inquisidor.

-Pensaréis que estoy loca…-suspiré

-Pero si ya lo pensamos-rio Anna, a lo que sonreí- pero enserio ¿qué te pasó?-cuestionó y todas las miradas fueron a mí de nuevo.

-Bueno… ¿recordáis todas esas historias que os contaba mi abuela cuando éramos niñas?-les pregunté.

-¿Las de los selchies?-me preguntó Aran quien, para variar, jugaba con su piercing de la nariz.

-Si… esas…

-¿Qué con ellas?-preguntó Aned.

-Bueno… ayer me encontré con uno, no, dos.-vi sus caras de sorpresa, esperaba que se rieran, pero no fue así.

-¿De veras?-preguntó Maica asombrada.

-Y eso no es lo mejor…-bufé- creo que me emparejé con uno sin querer.-si lo de antes me habían parecido caras de sorpresa, no sé como etiquetar lo de ahora.

-¿Qué te qué?-preguntaron las cuatro a la vez.

-¿Cómo?-cuestionó Maica.

-La piel estaba por ahí tendida y la pisé sin darme cuenta…

-¿Has visto al selchie con el que te emparejaste?-me preguntó Anna.

-A lo lejos… pero tampoco quiero verle, quiero deshacerme de esto.

-¿Por qué?-preguntó Aned.

-Menudo marrón, no tengo ganas de tener un chico que sea un ser mágico. Ha de ser un engorro…

~

Ya era de noche, había estado toda la mañana y gran parte de la tarde escuchando los mil y un argumentos de las chicas sobre lo genial y romántico que sería mantener una relación amorosa con un selchie. Hacía muy buena temperatura fuera y evidentemente después de lo de anoche pero si podía salir a la puerta de mi casa y tumbarme sobre el capó del desgastado coche de mi madre, como solía hacer cada verano.

La música de la fiesta de la playa se escuchaba desde aquí, eso me hizo recordar todo el incidente de Dave y… aquel otro misterioso selchie.

Abrí los ojos y recordé que la piel estaba en el maletero. ¿Qué iba a hacer yo ahora para deshacerme de ese selchie?

-¿______?- esa voz, su voz, me sacó de mis pensamientos e hizo que me sentara en el capó para mirarle por primera vez de una manera decente.

Nunca más (Niall Horan y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora