17. Inevitable

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Ya hacía cinco días que Niall estaba en mi casa, por lo que ahora hacía unas tres casi cuatro semanas que nos habíamos visto aquella noche. No llegaba al mes y ya estaba segura de lo que sentía por él, pero seguía teniendo miedo, él no dejaba de ser una criatura mágica e inestable, mi abuela siempre me decía cuan peligrosos pueden ser los selchies cuando algo no les sale como quiere. Por esas y otras varias razones me encontraba dividida, tenía ganas de decirle a Niall que había conseguido lo que tanto ansiaba y a lo que yo tanto me negaba al principio pero su ternura, dulzura, su manera de ser y de tratarme, toda la paciencia que ha tenido conmigo a pesar de mi mal carácter y lo mal que he llegado a tratarle… Todo eso decía mucho de él, de su persona, me rebelaba que él de veras quería estar conmigo.

De nuevo por la noche y yo sin poder dormir esta vez por todos estos pensamientos que inundaban mi mente sin ningún tipo de escrúpulo, obligándome a mantener los ojos abiertos, incapaz de cerrarlos, puesto que las voces de mi cabeza no cesaban de decirme que debía seguir dándole vueltas a todo aquel asunto que me corroía.

De nuevo me senté en el borde de mi cama, el sudor bajó por mi columna vertebral y salía por mis manos, el tan solo pensar que Niall estaba en el salón ya me ponía nerviosa, seguía sin poder explicarme como podía haberlo conseguido tan rápidamente, era del todo inexplicable.

Escuché el ruido del mar proveniente del salón, mucho más alto y fuerte de lo normal, por lo que me levanté y empecé a dar pasos pequeños e inseguros hasta el salón.

Me asomé ligeramente por el marco de la puerta que separaba el pasillo del salón. Vi a Niall apoyado en la pared contigua a la ventana, mirando a través de ésta. En sus ojos podía apreciar la melancolía, la tristeza, la ansiedad, las ganas de volver a ser libre.

-¿Niall?-él giró su rostro para mirarme.

-¿Qué haces fuera de la cama a esta hora?-preguntó mientras me acercaba a él.

-Lo mismo podría preguntarte yo a ti-le dije apoyándome en el marco de la ventana.

-Buena respuesta…-dijo con lo que intentó que fuera una sonrisa.

-Niall-le llamé pero ni se inmutó, cogí su barbilla para que me mirara- ¿Seguro que estás bien?

-Perfectamente ______-dijo poniendo su mano sobre la mía, la cual había subido hasta su mejilla.

-Pues no me lo creo Niall… además se perfectamente que es lo que te pasa-dije mientras, como él hace unos segundos, miraba el mar a través de la ventana.- Lo echas de menos ¿verdad?

-Un poco…

-¿Un poco? Niall si vas a mentirme al menos disimula bien…-pedí alejando mi mano de su mejilla.

-No quiero que tú estés mal ni te sientas culpable por nada.

-Debe haber alguna manera de que no estés en tierra todo el tiempo, como tu padre.

-Quiero permanecer a tu lado, eso es todo-sus ojos azules se fijaron totalmente en los míos, de la manera más profunda que jamás había visto, esta vez ese azul me caló más hondo de lo normal, me hizo sentirme querida con tan solo mirarme, me hizo sentir especial, protegida por él. –No podría soportar estar lejos de ti demasiado tiempo… no podría-susurró.

Esta vez mis manos no fueron a su mejilla o a sus manos como hasta ahora, mis manos se postraron en su pecho, fuerte y duro pero sobre todo cálido y confortable.

Acorté la poca distancia que nos separaba y me coloqué justo enfrente de él, mientras Niall me miraba absorto. Me puse de puntillas y fue en ese momento cuando pude juntar mis labios con los suyos. Pude notar que al principio se quedó sorprendido, estático, casi sin saber que hacer pero luego sus manos se pusieron a cada lado de mi cintura y me acercó más a él. Qué más daba todo ya, le quería, él a mí y lo estábamos demostrando.

Nunca más (Niall Horan y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora