9. Déjame intentarlo

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-Aquí lo traigo-puso la bandeja en la mesa, dos cafés, un plato con sándwiches pequeños y otro con pequeñas galletas, además de un billete en un extremo.

-Niall, creí que yo pagaría lo mío y… ¿Qué es todo esto?-pregunté refiriéndome a la comida.

-Ya te he dicho que quería invitarte y… pensé que tendrías hambre… Son las nueve y no has comido nada.

-Bueno, pero quédate tú mi dinero-rechisté. El chico iba por buen camino, era dulce y un encanto pero… no dejaba de ser un selchie.

-No voy a hacer eso-dijo sentándose y pasándome mi taza de café mientras él se llevaba una galleta a la boca.

-¿Por qué tienes que ser así?-pregunté mirándole mientras apoyaba mi rostro en mi mano, quedando ladeada.

-¿Así como?-preguntó el sin entenderlo.

-Mira como te trato, y como me tratas tú a mí, pareces masoquista…-el rio ante mi comentario.

-En el amor siempre hay sufrimiento…-dijo con una sonrisa dulce.

-¿Amor? Por dios, no me conoces…

-Bueno… puede que te conozca mejor de lo que piensas…-dijo rascándose la nuca.

-¿Qué quieres decir?-pregunté, si cabía, más confundida aún.

-Dejémonos de sandeces, sabes lo que soy-dijo el empezando a susurrar, yo simplemente asentí con la cabeza.- bien… ¿sabes cómo funciona normalmente esto?

-Si… más o menos.

-Entonces sabrás que el selchie conoce a su pareja cuando ésta toca su piel-yo volví a asentir- pues yo he querido cambiar las cosas, el transcurso tan brusco de la historia, y solo por ti.-puso su mano sobre la mía pero yo la aparté enseguida.

-¿Cómo la has cambiado?-pregunté sin mirarle a los ojos.

-Pues… un día cuando salí a tierra te vi paseando por la orilla y… puedo jurar que desde ese mismo momento mi corazón empezó a latir como loco por ti. Quedé prendado enseguida, supe que tú eras perfecta para mí. Por eso… no quería alejarte de mí… no quería que cuando nos conociéramos te llevaras el susto de la piel, quería conocerte antes de eso, te miraba cuando ibas a la playa-abrí los ojos por la sorpresa- pensaba como sería la forma perfecta de querer que estuvieras conmigo… y no asustarte.

-Pues te ha salido el tiro por la culata-me levanté rápidamente de la silla e intenté avanzar hacia la puerta pero su mano me detuvo.

-Déjame acabar, por favor, no fue culpa mía…

-¿Y de quien entonces?-pregunté volviéndome a sentar.

-De Dave, mi hermano.

-¿El chico de las rastas?-el asintió con la cabeza.

-Yo quería guardar mi piel, ponerla a buen recaudo hasta que tu quisieras cogerla, pero el debió ponerla en la playa para troncar todos mis planes.

-¿Y por qué haría algo así?

-No lo sé…-dijo frustrado, llevándose la mano a la cabeza- solo sé que no puedes fiarte de él. Si vuelve a acercarse a ti, por favor, no le escuches, nada de lo que te diga.

-Está bien… -suspiré.

-Bueno… creo que deberíamos marcharnos ya, no quiero incordiarte más tiempo.-dijo levantándose, yo también lo hice pero tropecé con una de las recargoladas patas de la silla, haciendo que tropezara y fuera a parar al pecho de Niall, quien rápidamente puso sus manos en mi espalda.

-Cuidado-dijo, alcé mi mirada y le vi sonriente, sonriente por esa cercanía que manteníamos ahora, por estar pegados y porque nuestras respiraciones estaban juntas. Aprovechando la posición de mis manos me separé rápidamente de él.

~

-Bueno…-empezó él cuando estábamos frente a mi casa- ¿nos vemos mañana?

-Puede… no sé-suspiré mirando al suelo.

-Cuando tú quieras-dijo besando mi mejilla rápidamente- adiós-con esa sonrisa empezó a caminar calle abajo, dejándome un tanto alelada. 

Nunca más (Niall Horan y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora