Introducción

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Esta es la familia de Risotto y Prosciutto, una pareja de casi toda la vida.

Se conocieron en la secundaria, cuando Prosciutto estaba en primer año y Risotto ya graduado se encontraba de visita en su antigua escuela, era estudiante de bachillerato.

Por obra del destino, el de cabellos plateados quedó perplejo de la belleza del menor y este fue correspondido. Todas las tardes a la hora de la salida, Risotto esperaba al menor y lo acompañaba a su casa, veces a tomar un café y charlar, se frecuentaron lo suficiente hasta hacerse cercanos.

Comenzaron a ser novios sin importar la diferencia de edad, 5 años era lo de menos, lo que seguiría marcaría la vida de ambos.

8 años de noviazgo culminó en una boda simbólica, puesto que era mal vista una pareja homosexual y ni locos los dejarían entrar a una iglesia.

Risotto ahora era un Ingeniero Civil recién egresado, por el otro lado, Prosciutto dejó trunca su carrera de Administración de Empresas al irse a vivir con su ahora esposo, prometió regresar al estudio, de no ser por qué llegó a sus vidas el pequeño Formaggio.

Fue abandonado vilmente en la calle junto al basurero unas horas después de haber nacido, aún lleno de sangre y envuelto en sábanas del hospital, de no haber sido por la pareja que lo encontraron en una caja con los gatos callejeros acurrucados, manteniéndolo en calor, no hubiera sobrevivido una noche más.

Un hijo no sería impedimento para que el rubio culminara su carrera, pero llegó otra bendición a los pocos meses; Illuso, otro bebé de si acaso unos escasos 2 meses que estaba a cargo de su vecina, una señora ya demasiado adulta que le hacía el favor a una jovencita de cuidarlo, la madre biológica jamás regresó y la anciana al poco tiempo enfermó de gravedad, Prosciutto se ofreció a cuidarlo hasta que la mujer se recuperara o que la madre biológica regresara. La madre desapareció, la anciana falleció y ellos obtuvieron la custodia del menor al no encontrar algún familiar de éste.

Tiempo después, habían pasado unos 6 años, la pareja se encontraba en el mejor momento de sus vidas. Risotto estaba bien acomodado en una empresa de construcción y era el jefe encargado de proyectos importantes, Prosciutto siguió aplazando su carrera al dedicarse a la crianza de los dos chiquillos, se sentía realizado al poder cuidar de dos hijos por qué biológicamente era imposible tener propios con su esposo.

Al tener estabilidad económica y emocional, sintieron que un tercer hijo no caería tan mal, así que ambos visitaron una casa hogar para acoger a un recién nacido.

Para su suerte había un varoncito de cabellos azules disponible, Risotto quedó encantado del pequeño y trató de agilizar los trámites de adopción.

Sin embargo, Prosciutto se fijó por un nene de 1 año y medio de cabello violeta que felizmente jugaba con sus pequeños piecitos.

—Dijimos que un recién nacido, siempre hemos cuidado de esa edad y si adoptamos a uno mayor no sabríamos cómo sería su reacción— dijo Risotto mientras sostenía en brazos al bebé de rizos azules.

—Pero míralo, ni una sonrisa tiene ese niño, mira al otro, se ve muy risueño y juega hasta con sus pies— Prosciutto tomó al otro bebé y este sé aferró a sus brazos.

—Habíamos quedado en algo, llevemos con nosotros al bebé azul— el hombre de ojos rojos insistió, su esposo tampoco quería ceder, se libraría una batalla por elegir al bebé, de no ser por sus otros hijos que los acompañaban.

—¿Y por qué no a ambos?— sugirió Formaggio.

—Si, para que tengamos un hermanito pequeño cada uno— soltó enérgicamente Illuso.

La Squadra TercermundistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora