El pago del Coppel

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Hablando Prosciutto

Después de asimilarlo bien, el segundo trabajo de Ris como payaso no está tan mal, incluso nos ha caído demasiado bien, al menos nadie más sabe de esto más que nosotros y el odioso de su jefe, Dio. Esta mañana me entregó una considerable cantidad de dinero por haber ido a armonizar una fiesta de la familia de Dio, Joestar se apellidan esos sujetos, ¡Son demasiados billetes que ni siquiera me lo creo! Es tanto como para ir a una boutique importante y llenarme de nuevas prendas, pero recordé lo que me dijo antes de irse a la constructora.

No te lo vayas a gastar en Avon o Tupperware, administralo como creas necesario, has de utilidad tu 6 semestres de universidad.

Viéndolo bien, tenemos algunas deudas en Coppel, hemos sacado varias cosas y en repetidas ocasiones han venido a tocarnos ¡Ja! Siempre mando a Pesci a que les abra y les diga que no estoy, pero ahora que tenemos dinero puedo liquidar la deuda de la pantalla y de la licuadora para así poder sacarme una plancha para mi cabello y así no pedírsela prestada a Buccellati.

—¡Para eso voy a utilizar el dinero!— exclamé en voz alta.

—¿Que pasa contigo?— me miró extrañado Ghiaccio, con su desagradable seño fruncido.

—Que te importa mocoso, voy a dejar este dinero aquí ¡No lo vayas a agarrar! Tampoco dejes a tus hermanos que lo tomen, es para pagar el Coppel.

—Pues que bueno que ya lo vas a pagar, que vergüenza que nos toquen siempre, ya hasta conocen a Pesci y sus excusas para que se vayan.— rodó sus ojos y se metió a su habitación.

—Sigue de gracioso y tú serás el que reciba a los cobradores.

—Risotto no te dejará.— gritó detrás de la puerta, burlándose.

—Chamaco pendejo.— le arrojé una chancla pero cerró rápido la puerta.

Ya es tarde y me da flojera ir; dejé el dinero en la barra de la cocina y me fuí directo al sofá para recostarme y ver la telenovela de las 6:00 PM, y en comerciales tomaba mi celular para jugar el Candy Crush. Mañana sin falta voy o mando a Illuso a pagar.

Narrador Omnisciente

A la mañana siguiente, Prosciutto salió directo a casa de Buccellati para ver como preparaba unos postres, Risotto nuevamente se encontraba trabajando y el resto de los chicos en la escuela, todos menos Melone quien había sido expulsado 3 días por haberse sacado el pito en clases para medirlo con la regla.

El de cabellos violeta fingió haber salido a clases para que Prosciutto no lo regañara, al ver que se metió a casa del vecino inmediatamente entró a su casa, se sacó el uniforme y fue a la cocina por algo para botanear; su atención fue robada por el enorme fajo de billetes que estaba en la barra.

—Di molto.— sonrió de lado y los tomó para contarlos. —Son tantos como lo que ganaría en 1 año en el Uber Eats.

Corrió hacia su habitación con el dinero en la mano; se arregló el cabello, retocó su fina nariz con algo de polvo compacto, se vistió con sus mejores ropas y alisó las sábanas de su cama, corrió hacia la habitación de sus padres y sacó de un cajón los lentes Gucci de Prosciutto, finalmente tomó su celular y entró a Facebook para iniciar una transmisión en vivo.

—Hola pobres ¿Ya comieron?— Melone sonreía mientras arrojaba los billetes al aire, cayendo en la cama, seguido se tiró en ella y otros cuántos billetes se los metía en la camisa entreabierta. —Uno que es millonario puede hacer lo que quiera, incluso mandar a la mierda la escuela.— soltó una carcajada y no paraba de hacer gestos, las reacciones y comentario no paraban de llegar, Melone era el influencer de la colonia, algunos desconocían su paradero o condiciones de vivienda, pero para muchos era una celebridad, un ícono de la belleza y estilo de vida envidiable.

La Squadra TercermundistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora