Squalo y Tiziano - Introducción

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Narrador Omnisciente

Prosciutto y Melone estaban en la cocina, las exhaustivas clases del mayor comenzaban a dar frutos; desde aquel día del incidente con el mole, Melone se volvió más atento a las indicaciones, acatandolas al pie de la letra y sin hacerse el gracioso. Ahora se encontraban cocinando una receta que Pros había recibido de su vecino Buccellati, unos deliciosos camarones en salsa de chipotle, sus charlas hacían más amenas las tardes en la cocina y por ende se habían vuelto un poco más unidos.
—¿Qué más lleva?— el de cabello peinado terminaba de lavar los camarones, se disponía a saltearlos en mantequilla.

—Solo es eso, ahora tenemos que reservar y preparar el aderezo de chipotle.

—De acuerdo.

—Oye Pros, ¿donde conseguiste los camarones?— el menor rascó un poco su barbilla. —Se ven demasiado buenos para ser de los que venden en el centro comercial en las charolas de unicel.

—Los compré en la pescadería de Squalo, sus productos son demasiado frescos y no nos vamos a arriesgar a enfermarnos por comer mariscos viejos.— sonrió. —Además, Squalo es buen vecino y nos pone un extra por ser familia del mejor amigo de su hijo.

—Ah si, el Carnes.— suspiró Melone. —Tiz casi ni me habla de él.

—Es porque el prieto horroroso no lo quiere, es un pésimo padre.

—¿Cómo vas a saber eso?— el de hebras largas defendió al moreno ante tal acusación. —Ni siquiera te has dado la oportunidad de tratarlo como se debe.

—Ja si supieras, chamaco pendejo.— Prosciutto rechinó los dientes. —Yo sé mucho de él, prácticamente nos criamos juntos. El desde siempre se negó a la idea de ser padre y formar una familia.

—¡QUÉ!— Melone abrió los ojos como nunca.

Flashback

Tiziano un chico de clase media, cabellos oscuros y piel morena, de sonrisa brillante y mirada coqueta, lleno de sueños y aspiraciones pero truncado ante la negativa de sus padres; vivía en conjunto a otras familias en la enorme hacienda de los Relish. En la casa grande vivía un chiquillo de la edad de Tiziano, de cabellos rubios, piel pálida, razgos finos y ojos tan azules como el cielo; Prosciutto Relish, este al ser hijo único se sentía demasiado solo, esa soledad no la llenaba ni los juguetes más caros del mundo, ni todo el dinero que sus padres poseían. Como era de esperarse, Prosciutto y Tiziano se volvieron en muy grandes amigos, confidentes y cómplices en travesuras, era imparable ese dúo de niños llenos de vida.

A la tierna edad de 6 años fue que entablaron tan hermoso lazo, los problemas de Tiziano también eran los de Prosciutto y los problemas de Prosciutto eran los de Tiziano, así la llevaron hasta el grado de referirse como "hermanos" y en efecto, los tratos eran especiales para el moreno quien ahora poseía una habitación cerca de la del rubio, petición del antes mencionado. Recibía también educación del mismo nivel que el hijo de la casa, los mejores uniformes y los mejores materiales; Tiziano era ya parte de la familia.

Cuando los dos cumplieron 12 años comenzaron a cambiar las cosas. La pubertad había llegado al dúo de chiquillos, uno para bien y otro para mal.

—Diablos, Prosci. ¿En serio piensas salir con ese tipo?

—Es lindo.

—Tiene 15 años.

—Solo estaremos en plan de amigos, desde hace varios meses lo veo pasar por mi salón, no se vé tan malo el tipo.— Prosciutto recién acababa de conocer a Risotto Nero, alumno recién egresado de la secundaria donde asistía.

La Squadra TercermundistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora