Viernes de Perreo

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Hablando Melone

Cómo es de costumbre, cada viernes en la noche es día de largarme a bailar, me fascina ir de fiesta solamente para soltar mi cuerpo y liberarme de todo estrés; nada de alcohol, solo disfrutar de la vida.

Desde hace ya un año comencé a asistir al bar que está a 5 cuadras de la colonia, por insistencia de Illuso que quería ir a tomar y Formaggio no lo quiso acompañar fui a rastras.

Aquel lugar para ser un bar de cuarta se veía demasiado bien, las luces azules hacían vibrar las paredes pintadas de colores neón, el sonido alto pero lo suficientemente tolerable, el ambiente estaba prendido y varias personas se reunían en la pista para bailar, con algo de timidez me acerqué para moverme un poco, mis contoneos eran algo rígidos pero conforme tomaba confianza me fui soltando hasta ser el centro de atención. Desde aquel día me volví adicto al perreo.

Tenía ya listo mi outfit para poderme mover con facilidad, un poco de maquillaje para resaltar un poco de mi belleza, cepillar y planchar bien mi cabello para así deslumbrar a los demás que se unieran al perreo. Prosciutto y Risotto ya sabían que salía cada viernes y no les molestaba en lo absoluto, sabían perfectamente que no tomo y no fumo, pero lo que no les pasaba en mente es que me voy con el vecino Tiziano a ese bar.

Tiziano aunque odie a Pros no tiene nada en contra de mi, al contrario el me enseñó a moverme como toda una diva, incluso yo le hago coartada para que su viejo el Squalo no se entere que sale a bailar, por así decirlo es nuestro secreto.

Un retoque más de polvo compacto sobre mi nariz y ya estaba listo. Esos jeans 50% algodón 50% elastano no me impediría perrear hasta el suelo. Me volví a mirar en el espejo y estaba divino.

-¿Entonces ya te vas a zorrear?- a través del reflejo podía ver a Ghiaccio quien entraba a la habitación y se reclinaba en el marco de la puerta.

-Obvio, papi. Necesito desestresarme de esta semana tan pesada- sacudí ligeramente mi melena para cerciorarme que estuviera perfecta.

-¿Pros sabe que te largas con la prieta de extensiones baratas?- me giré para verlo de frente.

-Na, eso no le incumbe a la jefa.

-¿Y no te da miedo que se llegue a enterar?

-Na.

-¿Y qué hay de Squalo?

-Eso ya es cosa de Tiz.

-¿Tiz? ¿Desde cuándo tanto cariño?- Ghiaccio frunció las cejas algo molesto, incluso a través de sus lentes podía ver lo incómodo que se ponía.

-No te pongas celoso- le sonreí para hacerlo enojar más.

-¿Celoso yo? Si a mí me vale verga lo que hagas con el vecino, incluso si le pone los cuernos a Squalo contigo.

-Jajajajajajajaja ay hielitos, no podría meterme con alguien mayor que yo, aunque... No estaría tan mal conseguirme un buen Sugar Daddy- llevé mi mano hacia la barbilla, el rostro de Ghiaccio no tenía precio.

-Entonces lárgate a vivir con ese prieto a que te mantenga, total que a Squalo no le molestaría vivir en una relación de poligamia- comenzaba a alterarse más.

-¿Quieres ir conmigo al bar?- con eso bastó para que relajara un poco el rostro y sin recibir respuesta alguna fue al clóset a buscar ropa y se dirigió al baño para darse una ducha, jajajajajaja Di Molto.

Pasaron menos de 10 minutos y ya estaba arreglado, se veía malditamente hermoso con ese conjunto casual negro.

-¿Nos vamos o vas a pasar por el negro ese a su casa?

La Squadra TercermundistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora