Fuertes Declaraciones

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Narrador Omnisciente

Otro viernes de charlas se llevaba a cabo en la casa del rubio de ojos azules; Abbacchio cedió y volvió a darle permiso a Bruno para reunirse con Prosciutto sin importarle aquel incidente de la vez anterior, después de todo una borrachera ocasional no era la gran cosa comparada a las veces que él llegaba ebrio, todo meado y con el cabello hecho nudos y Buccellati lo perdonaba y atendía.

Retomando lo principal, Prosciutto le servía una taza de té de manzanilla a Buccellati mientras veían la repetición de Caso Cerrado en la televisión de la sala cuando de repente escucharon que la puerta era violentamente golpeada, la lámina sonaba tanto que pensaban que en cualquier momento iba a ser derribada.

—Ya voy, ya voy ¡Me vas a tirar la puerta y el Diavolo me la va a cobrar como nueva!— inmediatamente Prosciutto se levantó para abrir.

—Ábreme maldita sea ¿Dónde está el mocoso de pelos violeta?— desde el otro lado se escuchaba una voz notoriamente enfadada.

—Squalo ¿Ahora por qué vienes a golpear mi puerta? ¿Qué te hizo Melone para que vengas a gritar de esta manera?— el rubio molesto llevó sus mano a su cadera, le irritaba ver al esposo de su némesis, hasta el fondo estaba Buccellati atento a todo pero sin meterse al asunto que no le incumbía.

—¡Dime donde se mete ese idiota! Me está sonsacando a Tiziano y seguramente es para sacarle dinero.— el de cabellos naranja gritaba, haciendo que los demás vecinos se asomaran de sus casas para ver qué pasaba.

—No se de que me estás hablando, Melone no sale con el oxigenado de tu marido.

—Entonces explícame estos mensajes.— Squalo sacó el celular de Tiziano con las conversaciones que mantenía con el de cabellos lila. Abrió sus ojos azules de la impresión al enterarse que su hijo frecuentaba al moreno y juntos se iban al bar de la colonia, seguido otros mensajes algo subidos de tono pero sin llegar a lo indebido.

—Ese mocoso, ya se las verá conmigo cuando lo vea.— Prosciutto cerró sus puños irritado.

—¡Tu hijo es un maldito buscón rompe hogares!

—¡Oye, deja de culpar a mi hijo si el nunca obligó a tu piruja a ir al bar! Además ¿Si sabes que también los acompaña Ghiaccio? ¿O me vas a decir que entre los dos se apañan a tu prieta piojosa?— la lengua filosa del rubio arrojaba veneno.

—Tus hijos son los que lo buscan, claro, como nosotros tenemos dinero, están buscando un sugar daddy que los mantengan y los saque de pobres.— nuevamente el pelinaranja acusaba a los vástagos del rubio, a nada de golpearlo se interpuso el de corte de hongo.

—Bueno ya basta ¿Que no ven el escándalo que están protagonizando? Es más, Secco los está grabando, no me sorprendería que lo suba al rato a Facebook.— Bruno señaló hacia uno de las casas donde el nalgón los estaba filmando con su cámara.

—Vete a la mierda, culo de silicón.— Prosciutto gritó antes de ser jalado por Buccellati al igual que Squalo, si iban a arreglar el problema al menos que fuera en privado.

—A ver, sin gritar Squalo ¿Por qué piensas que están de "buscones" los hijos de Pros?— los mares de Buccellati estaban clavados en el esposo de Tiziano.

—Porque últimamente he notado que Tiziano sale todos los viernes en la noche, me deja al niño y en la mañana amanece durmiendo en la sala, su actitud ha cambiado drásticamente y eso me llegó a preocupar, fue hasta que le revisé el celular cuando noté quien era el causante de todos nuestros problemas, lo tiene agregado como "Meloncito" y tiene de perfil su horrible foto.— soltó despectivo Squalo.

La Squadra TercermundistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora