Día del padre

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Narrador Omnisciente

Para la familia de La Squadra ya era costumbre celebrar cada 10 de mayo a su figura materna Prosciutto, pero, ¿que hay de Risotto? Fácil, cada tercer domingo de junio todos se organizaban para darle un presente al mayor de escleras negras y cabellos grisáceos, presentes que eran comprados con el mismo dinero que Risotto les proporcionaba. Esta vez sería distinto, ahora que todos poseían una fuente de ingresos, se esforzarían en darle un regalo medianamente decente como muestra de cariño.

×××

Domingo en la mañana, Risotto Nero se ha despertado tarde; afortunadamente el pesado de su jefe, el magnate Dio Brando le había dado el día libre a todos los trabajadores que fueran padres de familia, algo bueno después de tantos días de trabajar de lunes a domingo sin descansar como se debe.

Abre sus peculiares ojos rojos y se percata que el lado donde duerme Prosciutto está vacío, el rubio ya está acostumbrado a madrugar y desde temprano comenzar con las labores del hogar, supone que ya se encuentra trabajando. Con pereza se sienta y gira hacia la orilla para meter sus pies en las cómodas crocs negras que el año pasado le había obsequiado Pesci, se dirige al baño para lavar su rostro y rasurar la ligera barba albina que nacía en su estoico rostro. Le pesa todo, los rayos del sol molestan, pero ahí va, caminando mientras arrastra los pies de tan soñoliento que sigue.

Gira la manija del baño, enciende la luz del foco incandescente, toma del anaquel el jabón neutro y abre el grifo, hace suave espuma y la lleva a su rostro, enjuaga y vuelve a crear espuma para embarrarla en su barbilla y bigote, ahora entre los artículos de belleza que se encuentran en la gaveta, toma el rastrillo y coloca una nueva navaja para así llevarla y deslizarla con cuidado en sus rudas facciones. Perfecto.

Desde la habitación de los chicos se escuchan murmuros y uno que otro grito, se encontraban preparando sus presentes y algunos no escatimaron en precios.

—Ahhhhhh perro, son del gabacho.— Formaggio se reía muy fuerte.

—Ay cállate imbécil, seguro que lo tuyo lo conseguiste robado con el cricoso cabeza de limón.— Ghiaccio rodó los ojos.

—Y si ehhhhh, son del gabacho.— Melone agregó sin más, recibiendo en el proceso un codazo por parte de su pareja.

—En serio te la volaste Ghiaccio, esas botas industriales con casquete de acero son carísimas por lo que yo sé.— Illuso veía una y otra vez el calzado en su caja.

—Es algo que le hace falta, ya el resto es un plus.— el de rizos en un intento de adornar con papel brillante dobló también una camiseta de la banda Metallica y un cinturón negro de piel con una "R" en plata.

—Si con razón eres el consentido del viejo.— chistó el de cabeza rapada.

—¿Y ustedes qué le compraron a Ris?— el pelilila preguntó, a su vez ayudando a Ghiaccio a envolver con cuidado todo ese revoltijo.

—Yo le compré un pomo de whisky, como no tengo tanto dinero como tu picador "don pudiente"— el de coletas mostró la botella de alcohol adornada con un lindo moño rojo y la etiqueta con su nombre en perfecta caligrafía. —¿Y tu?

—Si les muestro se van a asquear.— Melone guiñó el ojo.

—¿Es en serio?— gritó molesto el de lentes. —¡Ya te había dicho que no le compraras cosas de la sex shop! ¡Pero pareciera que hablo con una maldita piedra!

—Bueno, yo le compré dos llantas nuevecitas para la camioneta, Sale me las dejó baratitas con todo y rin brillante.— Formaggio rodó una de estas y le dió un buen puñetazo. —La pura calidad con mis compas.

La Squadra TercermundistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora