3. La clase de vuelo

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Lia ya estaba arreglada y esperando a sus amigos en la sala común de Gryffindor. Aunque tenía bastante hambre y varias veces pensó en esperarlos en el Gran Comedor. Finalmente fue lo que hizo, ya que ninguno bajaba, ni si quiera Hermione.

En el Gran Comedor no había mucha gente, debía ser muy temprano todavía, pero Lia no podía dormir de la emoción. Se sentó en el final de la mesa correspondiente de Gryffindor, mientras podía escuchar cuchicheos por parte de varios alumnos hacía ella.

Creo que se cree mejor que todos.

No sé, creo que yo tampoco me fiaría mucho.

Como no le importaban en lo absoluto, porque no conocían nada de ella, pudo ignorarlos. Pero vio entrar a un niño de cabellos rubios, Draco. Iba solo y se dirigía sin mirar a nadie hacía su mesa, la cuál era la que estaba más vacía. Mientras comía lo miraba, y no tenía ningún interés en ocultarlo o disimularlo.

Draco sintió una mirada sobre él y decidió levantar la mirada de la comida para saber quién era, se miraron unos segundos y Lia sonrió mientras sacaba un libro y apartaba la mirada al libro para poder leerlo. A Draco le molestó bastante eso, y le lanzó una severa mirada pero Lia no lo notó.

—¿Tenemos pociones con Slytherin? —Lia pudo reconocer una voz conocida, pero no lograba recordar de quien era. Miró hacia la puerta y vio a un pelirrojo y un pelinegro caminando hacia ella.

Levantó su mano feliz para saludarlos, pero en el momento que pasaron por su lado ni se percataron de ella. Abrió su boca indignada y cerró el libro dando un fuerte golpe, se levantó y se fue a paso acelerado de ahí, con varias miradas sobre ella por el golpe, incluyendo las de Ron y Harry, el último golpeandose en su interior por no haberse dado cuenta de ella.
Lia fue la primera en llegar al aula, Snape ya estaba ahí también, la miraba serio, demasiado serio, pero no dijo nada. Lia seguía leyendo el libro de pociones, para tener una idea sobre lo que iban a impartir en la clase de hoy.

Snapy, deja de mirarme así, harás que salga corriendo. —cerró el libro y se apoyó en la mesa de madera con el puño cerrado sobre su mejilla.

—¿Quién te ha dado permiso para llamarme así? —levantó una ceja, reprobatoriamente.

Yo misma. —sonrió achinando sus ojos y enseñando sus blancos dientes. Snape suspiró.

Que no se vuelva a repetir.

Claro, Snapy.

Fue raro que Snape no quitara puntos, normalmente quitaba hasta por respirar, pero, esa niña era una White, eran un caso perdido, y además tuvo un buen pasado con su familia. Sobretodo con su madre Coral Zear.

Oye Snapy. —llamó su atención y Snape gruñó cuando lo llamó así.— ¿Qué es un metamorfomago?

Bueno, tienen la capacidad innata de cambiar su apariencia física según su voluntad, sin necesidad de una poción Multijugos ni de un hechizo como el resto de la población mágica. —Explicó Snape mientras seguía mirando uno de sus libros.— ¿Porqué?

El sombrero dijo que yo soy una.

Snape abrió los ojos como platos y la miró.

—¿de verdad? —Lia asintió.— Piensa en ti con un nuevo color de cabello.

Lia lo miró confundida, pero le obedeció, cerró los ojos y se imaginó a ella con el cabello rojo, como el de los Weasley. Como no notaba nada, abrió los ojos y se miró a sí misma. Sorprendentemente tenía el pelo de color rojo fuerte. Era maravilloso para Lia.

𝐄𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐀𝐦𝐞𝐥𝐢𝐚 𝕎𝕙𝕚𝕥𝕖|¦ MALFOY'sʰⁱˢᵗᵒʳʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora