10. Nuevos sentimientos

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Draco y Amelia se encontraban riendo en uno de los compartimentos del tren. Habían visto a una ardilla chocarse contra un árbol y les pareció gracioso. Estaban solos en aquel pequeño espacio, ya que Amelia no había visto tampoco a Harry. Ambos ya llevaban puestos los anillos.

Seguramente hayan llegado tarde. —hablaba Amelia.— son unos irresponsables.— se cruzó de brazos, estaba triste porque tal vez no lo iba a ver en mucho tiempo.

Conociendo como son los profesores seguramente lo dejen entrar aún llegando tarde. —Lia se encogió de hombros y se sentó en el sillón de enfrente, al lado de Draco, para agarrarse a su brazo y apoyar la cabeza en su hombro. Draco se puso más nervioso.

Yo solo sé que tengo sueño.

—¿Otro de esos sueños tuyos? —Lia asintió.— tal vez debas decirle a algún profesor o a tu abuelo.

Prefiero que nadie lo sepa, me llamarían loca.

Yo no te llamé loca. Además no creo que debas afrontar esto tú sola.

No estoy sola, estoy contigo. —sonrió recordando aquel momento donde se hicieron verdaderamente amigos y Draco dijo aquella frase. Ahora sus manos estaban de nuevo entrelazadas y Lia dormía tranquila. Draco estuvo un rato mirando por la ventana, pensando, hasta que apoyó con cuidado su cabeza sobre la de ella y ambos ahora estaban durmiendo.

Más tarde, Draco notó que el tren comenzaba a parar, miró por la ventana que ya habían llegado a Hogwarts y comenzó a despertar a Lia.

Ame, despierta ya hemos llegado.

Lia a duras penas se despertó mientras hacía un pequeño puchero con los ojos cerrados. A la vista de Draco se veía muy tierna. Aprovechando que seguían con las manos entrelazadas, y el tren había parado del todo, Draco se levantó haciendo que Amelia también tuviera que levantarse.

Eres un dragón malo.

Quieres demasiado a este dragón. —sonrió burlón y salieron del compartimento bajo la mirada de otros alumnos.

Ya quisiera que Amelia lo quisiera de la misma forma que lo quiere él, entonces él tendría el valor de confesarle todo. Pero no todo en la vida se podía tener y Draco lo sabia, se conformaba con que ella se quedara a su lado.

Demasiado. —reía Amelia.— te has puesto rojito. ¡Lanza fuego! —Draco puso su dedo en sus labios en señal de silencio, pero después comenzó a reír junto a ella. En todo el camino al castillo no se despegaron ni se soltaron de las manos, estaban demasiado cómodos y en la cena de bienvenida deberían separarse, aprovecharían todo el tiempo que tenían juntos.

—¡Draco! ¿Qué haces con una Gryffindor? Te pegará las malas pulgas. —hablaba una voz algo chillona e irritante, Amelia se dio la vuelta y pudo ver a una niña de su edad que tenía la vestimenta de Slytherin.

—¿Quién eres? —preguntó Amelia con curiosidad.

Pansy, tú no eres mejor y hago lo que quiero. —Draco hablaba serio, Amelia pensó que su presencia le molestaba.

Soy Pansy Parkinson. —hablaba la niña ignorando a Draco y agarrándose al brazo del niño.— la novia de Draco.

Amelia hizo una mueca y soltó la mano de Draco, aprovechando que tan sólo faltaba cruzar un pasillo para llegar al Gran Comedor, se despidió de ellos.

Nos vemos después, Dra, no quiero molestaros. —les sonrió y se fue con la mirada fija en el suelo. A Draco no le dio tiempo a hablar. Pero cuando vio que Amelia se iba se soltó bruscamente del agarre de Pansy que estaba a punto de besar su mejilla.

𝐄𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐀𝐦𝐞𝐥𝐢𝐚 𝕎𝕙𝕚𝕥𝕖|¦ MALFOY'sʰⁱˢᵗᵒʳʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora