14. El gran cambio

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Capítulo editado

¡Amelia! Tus ojos... - dijo Tenor sonriendo, no le sorprendía que los ojos de su nieta cambiaran de color. Le sorprendía que todo hubiera salido bien.

¿Qué pasa con mis ojos? - preguntó Amelia confundida, se miró en el espejo de la entrada, y efectivamente, sus ojos eran de un color dorado, de vez en cuando estos soltaban pequeños brillitos que los hacía más extraños y espectaculares. Amelia se asustó. - ¿Q-qué?

—No te asustes. No es nada malo, al contrario, esto es muy bueno. - se quedó en silencio y se apresuró en ir a su despacho. Luego volvió de nuevo con una sonrisa. - Feliz cumpleaños, pequeña mía.

Su abuelo la abrazó tiernamente. Amelia ya había cumplido los 13 años y junto a eso, ahora tenía unos ojos diferentes.

Más tarde, ella estaba en su habitación leyendo una de las cartas que Draco le escribió ese mismo día.

"Hola, boba.

Te echo de menos. Potter y Weasley han estado husmeando por todo el castillo, se dice que han estado en el baño de chicas cuando este estaba roto y inundado.

A Granger la han petrificado, aunque supongo que no te sorprenderá, al ser ... - se podía ver claramente un tachón. - Proveniente de familia muggle. Creo que debería haberme ido a casa en navidades, aunque sea contigo y tu abuelo, no pasa nada interesante aquí y estoy super aburrido. Pero mis padres tenían que hacer algo que desconozco.

¿Cómo va todo por allí? Hoy es tu día, así que supongo que estará siendo perfecto. Feliz cumpleaños Ame, ya eres un año más vieja. ¿Te he dicho ya que te quiero?

Disfruta de tu día, cuando vuelvas, compartiré mis dulces contigo.

Te quiere, Draco."

Amelia rió con la carta, había otra de Harry, también decía casi lo mismo, pero al contrario, diciendo que sospechaba de Draco porque se había quedado en el castillo esas navidades. Suspiró y negó con la cabeza sonriente. Esos dos eran un caso perdido.

No se preocupó mucho por Hermione, sabía que ella era fuerte y que Dumbledore, Pomfrey y los demás profesores tratarán de despetrificar a las personas afectadas lo más rápido posible.
Mañana era 24, y su abuelo había hecho una gran fiesta de Navidad por la noche. Había invitado a mucha gente que a Amelia ni le sonaba. Su abuelo le dijo que ella también tendría que asistir, pero que siempre iría acompañada de él o de Mara.
Decidió quedarse en la cama lo que quedaba de día, a pesar de ser su cumpleaños, no había mucho que hacer, su abuelo estaba en su despacho y no quería molestar. Lo mejor que podía hacer era quedarse ahí.

Mientras miraba el techo y sus decoraciones rojas y doradas, pensaba en todo lo que le estaba pasando. Quería contarlo, pero cuando estaba a punto, no podía. Las palabras no le salían. Y aquella mujer... Era todo muy extraño. Pero no dejaría que eso le afectara. Sería fuerte.

°

Pasaba entre toda la gente con cuidado y tomada de la mano de su abuelo, a su lado tenía a Mara. Hasta ella notaba que había crecido, y eso la alegró.

¡Señor Diggory! - exclamó Tenor. - es un honor que hayan decidido unirse a mi fiesta.

No nos la perderíamos por nada del mundo y por favor, ya sabes como debes llamarme, nada de formalidades. - ambos hombres rieron.

𝐄𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐀𝐦𝐞𝐥𝐢𝐚 𝕎𝕙𝕚𝕥𝕖|¦ MALFOY'sʰⁱˢᵗᵒʳʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora