11. Una confesión

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(Capítulo modificado)

Pff... —Amelia trataba de no reírse del pelo de Draco. Fred y George pusieron un balde con pintura de color rosa en la puerta y aquella mala suerte se la ganó el rubio o... Ahora el pelirosa. A Amelia también le salpicó un poco la pintura pero toda se la llevó él. —te... queda bien.

—¡Cállate y ayúdame! —Habían conseguido enfadar a Draco, tomó la mano de la niña y se la llevó hacia los baños.

Ay, bueno señor malhumorado. Te recuerdo que no puedo entrar a los baños de chicos.

Ahora no hay nadie por los pasillos, están todos en clases.

Y nosotros deberíamos estar en clase también. —dijo la niña mientras entraba al baño, era cierto que estaba vacío.

No importa, es por una buena causa. —Amelia rió y se subió las mangas para no mojarse la ropa.

Mete la cabeza aquí, yo te lavo el pelo. —señaló el lavamanos, Draco se quejó, pero no tuvo más remedio.— intentaré no ahogarte. —seguía burlándose Amelia y Draco le pellizcó el muslo con cuidado.— ¡ay!

No habló más y abrió el grifo para mojar un poco el pelo de Draco. "Seguramente se le quedará con reflejos rosa" pensaba ella. Se le quitaba bien, pero el color no se iría del todo si no se lo lava con champú. Estuvo así unos 6 minutos enjuagando el pelo para quitar lo más posible el color.

Se te ve un poco rosa, pero es tu culpa por ser tan rubio. Nuevo look. —sonreía de lado mientras Draco se secaba el pelo con una toalla que había ahí para secarse las manos que ahora servía para secar el pelo también.

A mí no me hace gracia.

A mí mucha. —comenzó a tocar su pelo y a despeinarlo un poco.— así al menos no lo llevas pegado a la cabeza como lo llevas siempre, pareciendo un niño bueno. Si lo llevaras a su aire te quedaría mucho mejor.

—¿Qué te hace pensar que no soy un niño bueno?

Ya no eres un niño bueno desde que miras culos. —comenzó a reír Amelia.

—¡Yo no miro culos! —Amelia asintió.

Es cierto, todavía eres un bebé. —apretó su moflete con dos de sus dedos. Draco rodó los ojos y apartó su mano de su moflete.

Hoy te has dedicado a reírte de mí.

Sabes que yo lo hago con cariño. —lo abrazó.— y deja de crecer o te odiaré.

No es mi culpa que sigas midiendo lo mismo desde primer año. —ahora se reía Draco, Lia le sacó la lengua.

Te odio.

Te quiero.

Umm...

Ambos se miraban a los ojos, como desafiándose. Draco agradecía a la vida que Amelia no se diera cuenta del doble sentido.

Es mentira.

—¿Porqué mentiría?

Por que miras culos. —comenzó a reír a carcajadas y rodeando su barriga con sus brazos.

—¡Venga ya! —Draco se cruzó de brazos y se apoyó en el lavamanos.

Me amas demasiado. —"ni te lo imaginas", pensaba Draco.— no sé como logras aguantarme.

𝐄𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐝𝐞 𝐀𝐦𝐞𝐥𝐢𝐚 𝕎𝕙𝕚𝕥𝕖|¦ MALFOY'sʰⁱˢᵗᵒʳʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora