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Nunca antes había hecho tanto calor, eran las 2 de la tarde y toda la ciudad costera se acercaba a la playa para refrescarse, aunque el sol era lo suficientemente fuerte para que algunos no salieran de sus casas.

Donghae no parecía estar afectado porque simplemente salió, ya habían pasado 5 años desde que tuvo a su segundo hijo, Luhan.

Lo primero que hizo fue dirigirse hacia la universidad más cercana y recordar sus días de estudiante.

Ya el temor hacia ELLOS había disminuido un poco y más cuando se escuchaba por todos los medios que el sistema de arresto que utilizaba los federales había cambiado;  y con ello parte de la seguridad había disminuido.

Sin embargo incumplir una de las 3 principales leyes era de temer y no garantizaba que aún no estuvieran siendo buscados, las habían incumplido y a pesar de haber escapado y eliminar todos sus registros era conveniente no bajar la guardia.

Donghae extrañaba el volver a estudiar una vez más, pero con ello tomaba el riesgo de entrar de nuevo al registro de los federales.

Debido a eso solo se quedó con la ilusión viendo a los estudiantes entrar y salir de la institución. No tenía otra cosa en mente para hacer, así que decidió regresar. Su casa quedaba demasiado lejos y por eso usó el transporte público.

Tomó el primer bus hacia la casa, no quedaba ningún asiento vacío, así que permaneció de pies durante el viaje al final del angosto pasillo.

En una de las paradas un grupo de personas se montaron, pero Donghae estaba tan distraído en sus pensamientos que ni siquiera la mirada fija del chico que se encontraba enfrente suyo pudo llamarle la atención.

Ese chico miraba a Donghae de pies a cabeza y de la nada se le formaba una risa en sus labios.

El fuerte olor a alfa que golpeó de repente en la nariz del omega le hizo volver de nuevo a la realidad y ver al chico alto justo adelante, no entendía porque todos los alfas tenían que ser altos.

Pero la realidad era que Donghae al verlo tampoco pudo apartar sus ojos de él y aunque la mayoría de los olores que transmitían los alfas eran para él desagradables, pues éste era tolerante.

Donghae estaba en otro mundo tratando de diferenciar a su hermano con ese otro alfa, en lo físico eran iguales e incluso en lo alto y atractivo, a excepción que HyukJae tenía rasgos faciales más marcados.

—No deberías ver a un alfa de esa forma —Hablaba y siempre mostraba esa sonrisa de medio lado.

—¿Cómo? —Donghae no sabía a lo que se refería ya que estaba en un estado hipnótico.

—Luces muy tierno, y eso excita a los de mi raza —El alfa hablaba como si tuvieran meses de haberse conocido y sin ninguna vergüenza se reía.

Donghae no quería seguir hablando con un desconocido y mucho menos teniendo ese tema de conversación.

—Sino fuera por tu marca en el cuello pensaría que eres un beta, no puedo olerte —El alto siguió hablando como si nada.

—Sé controlarlo muy bien —Mintió —No me gusta ser olfateado como un perro.

El alfa se empezó a reír, al parecer le caía muy bien el omega.

—Soy Sungjae —Le extendió una mano mientras que con la otra se sostenía con un asiento para no perder el equilibrio.

—Aiden —Fue el primer nombre que se le vino a la cabeza, no confiaba en él. Hizo lo mismo al extenderle la mano.

El saludo entre ambos fue demasiado largo hasta llegar el punto de Donghae sentirse incómodo y quiso tratar de apartar la mano pero era sostenido con fuerza.

Hermanos - OMEGAVERSE- [EUNHAE] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora