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–¿Así que soy tu chica?–pregunté con curiosidad en un susurro a la castaña.

Nos encontrábamos de camino a casa, habíamos pasado toda la mañana y parte de la tarde disfrutando juntas pero lamentablemente el día tenía que terminar. Miré mi mano donde ella había dejado sus uñas pintadas, durante todo el tiempo que duró el recorrido en la montaña rusa Camila nunca me soltó incluso ni siquiera lo hizo después de eso. Ella realmente parecía temerle a esas cosas ya que su cuerpo no dejó de temblar en ningún momento luego de varios minutos. Tuvimos que tomar un pequeño "descanso" para que se recuperara un poco. Y tengo que confesar que me gustó mucho calmar a Camila en mis brazos y llenarla de besos, aunque estos últimos eran a escondidas pues no queríamos que nadie nos viera. Eso según palabras de la castaña.

La chica levantó la mirada solo para terminar desviándola cuando sus ojos se encontraron con los míos. Sus mejillas tomaron un ligero tono rojizo sin embargo intentó parecer indiferente  terminó por encogerse de hombros en respuesta.

–¿Camz... ?

–No sé de qué hablas–contestó sin mirarme.

–¿No?. Tal vez deba regresar y preguntarle a esa chica–bromeé deteniendo mi andar.

Rápidamente tomó mi brazo enganchándolo con el suyo, quedando muy cerca de mi cuerpo. Esta vez me miró entrecerrando sus ojos. 

–Ni siquiera lo pienses.

–¿Estás celosa?–pregunté divertida. 

–¿Debería estarlo?–levantó una de sus cejas, su rostro estaba serio.

Sonreí.

–Por supuesto que no–negué–Tú eres mucho más linda que cualquier otra chica–dije luego.

El rostro de Camila se suavizó un poco al escuchar mis palabras, esbozó una sonrisa provocando una en mí y terminó por apoyar su cabeza en mi brazo. Después de eso caminamos en silencio detrás de Ally y David. Ellos iban muy metidos en su charla, en ocasiones se reían juntos o se tocaban en cada oportunidad que tenían. Miraba la escena y me alegraba por mi amiga que parecía haber encontrado a un chico bueno para ella porque lo cierto era que su ex había sido un verdadero idiota. 

–Hey ustedes dos, desnse prisa–habló Ally llamando nuestra atención.

–Esto no sería necesario si hubieras traído tu auto–se quejó la castaña a mi lado.

–Ya les dije sobre eso, lo llevé al taller–contestó la más baja.

Caminamos un poco más hasta que por fin llegamos a la parada del autobús. Esperamos tan solo unos minutos por el transporte el cual no tardó en detenerse. Este iba lleno con solo un par de asientos desocupados. David le dió uno de los asientos a su acompañante dejando así un único asientos vacío.

–Vamos siéntate–le dije a Camila mientras me aferraba a la barra para no caerme, el autobús ya estaba en movimiento.

–No, mejor siéntate tú–me susurró ella.

Negué con la cabeza, indicándole con un gesto que se sentara.

–Vamos Camz...

–De verdad, estoy bien así. Mejor toma asiento tú–dijo con una pequeña sonrisa.

Terminé suspirando derrotada al ver que no iba a ganar esta discusión. Giré mi cuerpo para finalmente sentarme sin embargo no llegué a hacerlo ya que un hombre fue más rápido robándome el lugar. Abrí mi boca solo para cerrar la de nuevo, luego dirigí mi mirada a Camila que intentaba ocultar su risa. Regresé la vista al hombre en el asiento, su rostro estaba serio y llevaba audífonos por lo que supuse que no se había percatado de lo que realmente pasaba. Solté una carcajada por lo ridículo de la situación, sin importarme que las demás personas me vieran raro. La castaña no pudo evitarlo más y terminó riendo conmigo. No muy lejos de allí pude ver como Ally levantaba una de sus cejas interrogante queriendo saber el por qué de nuestras risas. Mi respuesta fue un encogimiento de hombros para continuar riendo.

Nervous (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora