18

4.2K 283 63
                                    


Habían pasado varios días de lo sucedido en el ahora apartamento de la castaña, no hablamos sobre eso desde entonces. Aunque las veces en las que salimos juntas fue algo raro. No podíamos mirarnos a los ojos sin que nuestros rostros se sonrojaran inmediatamente, la mayor parte del tiempo nos manteníamos en silencio y lo peor de todo... no hubieron más besos. Claro que las cosas volvieron a la normalidad más tarde, y lo agradecía bastante porque sus besos se habían convertido en algo así como una droga para mí. Eran adictivos.

Me permití fantasear un poco más con esos labios carnosos antes de ser interrumpida por otro tipo de pensamientos. Y ahí estaba de nuevo la necesidad de ponerle nombre a lo que tenía con Camila. De pronto me pregunté dónde había quedado eso de disfrutar de esto que había entre ambas sin preocuparme por lo demás. Solté un suspiro dejando caer mi cabeza en el mostrador de la tienda.

–¿Problemas Jauregui?–escuché su voz cerca y sonreí.

–Sabes que mi único problema tiene nombre y apellido–contesté sin levantar la cabeza.

Dejó escapar una risita y se dedicó a peinar mi desordenado cabello con sus pequeños dedos. Por unos minutos disfruté de las suaves caricias que su mano me daba hasta que detuvo sus movimientos de repente, haciendo que levantara mi cabeza en su dirección.

–¡Hey vamos, sigue!–dije mirando a mi amiga Ally.

Ella miró con diversión detrás de mí.

–No creo que quiera que mi única empleada se duerma en horas laborales–escuché decir a Normani a mi espalda.

Me giré para enfrentarla conectando mis ojos con los suyos. Levantó una de sus cejas y esperó.

–¡Oh vamos Mani, es Sábado!.

–Sé que no te toca trabajar los sábados pero realmente te necesitaba aquí–se encogió de hombros luego dirigió su atención a Ally–Y deja de distraerla, está trabajando–movió su dedo índice hacia ella.

–No estaba haciendo nada–Ally levantó sus manos con una sonrisa en sus labios–De todos modos, tienes a una holgazana aquí. Ella ya estaba durmiendo cuando llegué.

–¡¿Qué?!. ¡No digas tonterías!–dije sorprendida y luego me giré hacia Normani–No lo estaba haciendo–negué rápidamente.

–Lo sé–contestó mi jefa riendo–Relájate Laur.

–Vaya par de amigas que tengo–susurré con el ceño fruncido.

–Ya, ya–habló Normani–Solo venía a darte las gracias por ayudarme temprano, así que ya puedes irte a casa.

–¿En serio?–pregunté emocionada.

Quería sorprender a Camila pasando por su apartamento y pasar un buen rato juntas lo que restaba del día. Compraría algo de comer y veríamos una película, mi mente ya había hecho los planes. Al ver que la chica asentía con la cabeza salté de mi asiento, apresurándome en recoger mis cosas.

–Al menos podrías fingir que te gusta estar aquí–escuché a Normani decir con falsa tristeza y de fondo la risa de Ally.

–Tengo una idea del por qué tanta emoción–dijo la más baja con diversión.

Ignoré su comentario y continué con lo mío, una vez que tenía todo listo me despedí de las chicas y salí de allí prácticamente corriendo. Me detuve solo un momento para pensar en si sería correcto llegar sin avisar al apartamento de la castaña, quizá estuviera ocupada o tal vez no se encontraba. Decidí que lo mejor era enviarle un mensaje avisando que pasaría a verla. Así que mientras caminaba tecleaba en mi celular.

Nervous (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora