32

4.1K 260 43
                                    




Una semana pasó desde que vi a Camila por última vez. Las horas pasaban lentamente y los días se hacían eternos mientras mis manos picaban por llamarla. Pero había decidido esperar un poco más, cosa que estaba afectando mi cordura. Me dije que era algo que necesitaba para empezar. Ahora que había pasado un buen tiempo, a mi parecer, alejada de ella era el momento de hacer algo al respecto. Aunque no es como si no hubiera pensado en ello a cada hora del día. Todo acerca de mis pensamientos era relacionado con la castaña y sabía que tendría que ponerle fin a ese asunto pronto. Quizás hoy era el día.

Miré mi celular y de inmediato extrañé los constantes mensajes que Camila me enviaba. Estos pararon luego de esa misma tarde cuando llamó a mi puerta. Pensé que enviaría más pero simplemente me equivoqué. Suponía que estaba dándome espacio para pensar bien como le había pedido sin embargo una molesta voz en mi cabeza me decía que ella no seguiría con esto. Generalmente trataba de mantener lejos de mi cabeza ese tipo de pensamientos, terminaban por ponerme de mal humor.

Deslicé mis dedos a través de la pantalla buscando entre mis contactos su número para marcarle. Lo miré por varios minutos intentando decidir si llamar o no.

¿Y si no contestaba?. ¿Y si ya no quería hablar?.

–Calma Jauregui–susurré para mí aunque era la única persona en la tienda ahora mismo.

Pulsé el botón iniciando así la llamada mientras esperaba a que contestaran del otro lado de la línea. Sonó una vez, dos veces y a la tercera contestaron.

–¡Lauren!–escuché la voz de Camila salir casi desesperada, como si creyera que iba a colgar en cualquier momento.

–Hola... –maldije internamente cuando mi propia voz salió más baja de lo planeado.

¡Dios, como había extrañado escucharla!. Un suspiro involuntario se escapó de mi boca. Por un momento olvidé todo a mi alrededor y me centré en su respiración chocando contra el teléfono. De alguna manera la sentía cerca pero no aquí conmigo que era lo que quería.

–¿Lauren, sigues ahí?–preguntó, probablemente por el tiempo en el que me mantuve en silencio.

–Ah... sí, sí. Perdón–hablé sintiéndome algo tonta–Solo llamaba para decirte que estoy lista para hablar contigo sobre nosotras. ¿Qué te parece hoy en la tarde?.

–¿De verdad?–preguntó sorprendida.

–Sí, a menos que tengas algo que hacer...

–¡No, no, no, no!–se apresuró en decir-Puedo hoy, solo dime dónde y nos veremos allí.

Por alguna razón enterarme que no tenía planes para esta tarde me hacían sentir aliviada.

–Bien. Nos vemos en la cafetería que está cerca de casa de Ally, te enviaré la hora por mensaje cuando salga de trabajar.

–Entonces nos vemos allá–dijo ya despidiéndose pero sus siguientes palabras me tomaron totalmente por sorpresa–Te quiero.

La escuché susurrar un "mierda" después de haber dicho eso y estaba más que segura que se le había escapado de sus labios. Probablemente ahora estaría pensando que lo había arruinado todo o algo así pero esas simples palabras me hicieron sonreí. Quizás lo había dicho por costumbre porque siempre terminabamos las llamadas de esa forma y la entendía. Había estado tratando de no llamarla Camz en lo que duró la llamada e incluso de responder a eso último de la misma manera.

Me fijé en la hora antes de guardar mi celular en mi bolsa. Ya casi era hora de pasarle la tienda a Normani, de hecho ya era el momento de que se apareciera por aquí. Se estaba retrasando un poco y ella no era de esas personas. Si no llegaba entonces tendría que cancelar lo de Camila. Comencé a preocuparme mientras pensaba en si le habría pasado algo cuando se dirigía hacía aquí. Esperé un poco más y el alivió se apoderó de mí cuando la vi entrar a la tienda. Entrecerré mis ojos en su dirección al ver su apariencia desaliñada pero lo que llamó mi atención realmente fue ver la sonrisa que se extendía en su rostro.

Nervous (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora