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–Camila–llamé desde la habitación de esta mientras revisaba su armario.

–Dame un segundo–la escuché decir desde la sala–Estoy hablando con tu madre, ¿qué quieres?–gritó de igual forma.

Sonreí ante lo que había dicho. Luego de nuestra cita las cosas parecieron volver a la normalidad y no tardamos en caer en la misma rutina donde pasaba la mayor parte de mi tiempo con la castaña. No podía quejarme sobre eso. A mamá le costó un poco aceptarlo pero ahora estaba feliz de tener a Camila de vuelta esta vez como su nuera... oficialmente. Era agradable saber que todo estaba en calma entre ellas.

–No encuentro mi blusa favorita–respondí removiendo su ropa.

Escuché como se acercaba sin dejar de hablar por el teléfono, soltó una risa seguramente por algo que habría dicho mi madre y se asomó por la puerta.

–Revisa en el baño, siempre dejas las cosas tiradas ahí–se volvió para regresar a la sala pero se detuvo volviendo a asomar su cabeza–Dijo tu madre que no vayas a la cena con eso puesto.

–¿Qué?–dije pero Camila ya se había marchado–Yo nunca hago eso. ¿Y por qué no puedo ir con mi blusa favorita?–hablé sola a la vez que caminaba hacia el baño.

Al llegar revisé la habitación notando que a un lado estaba la prenda que buscaba. La tomé entre mis manos extendiendola para mirarla bien. Era sencilla, de color gris y tenía las palabras "Fuck Me Sexy Latina" escritas en ella. Recuerdo que al verla pensé en Camila así que solo la compré. Con el tiempo se convirtió en mi favorita, realmente era muy cómoda. Me coloqué la blusa y salí del baño feliz de haberla encontrado. Ahora solo tenía que ponerme unos pantalones y estaría lista para la cena con mi familia. La castaña estaba muy nerviosa por esto ya que era la primera vez que todos nos reuniríamos desde lo sucedido aquella tarde. No había razón para que estuviera así y se lo había dicho varias veces pero ella se presionaba demasiado.

Caminé hasta la sala encontrándome con Camila que terminaba de hablar por teléfono. Dejó el aparato sobre la mesa de café y soltó un suspiro mientras pasaba una de sus manos por su cabello. Me acerqué a ella.

–¿Qué pasa?–pregunté suavemente.

Negó con un movimiento de cabeza ligero para luego mirarme, o más bien mirar lo que vestía y dejó escapar una risita.

–¿No te dije que tu madre no quiere que uses eso?.

–¿Por qué?. No le veo nada de malo–respondí mirando mi blusa.

Camila levantó una ceja en mi dirección haciendo un esfuerzo por no sonreír.

–Bien, tal vez el mensaje no es apropiado para una cena familiar–lo pensé un poco–Aún así no me voy a cambiar.

–¿Ni siquiera si yo te lo pido?–preguntó acercándose todavía más.

Su tono llevaba una mezcla de seducción tentándome con sus palabras y segundas intenciones.

–¿De que manera piensas pedírmelo?–pregunté entrando al juego.

Ella sonrió, sin contestar besó mis labios de forma lenta, torturándome. Sus manos se posaron en los costados de mi rostro, sujetando suavemente y continuó besándome. Pronto descendió a mi mentón e hizo su camino hacia mi cuello. Cerré los ojos dejándome llevar por lo que estaba sintiendo, simplemente disfrutando. Apartó una de sus manos y lentamente la comenzó a deslizar por mi cuerpo, pasando entre mis pechos para detenerse un momento en mi vientre.

–¿Te estoy convenciendo?–preguntó, sus labios aún presionando la piel sensible de mi cuello.

–Sigue así, ya casi lo logras... –dije de manera entrecortada y con mi voz ronca.

Nervous (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora