Nervous (Camren)

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Suspiré apoyada en el mostrador de la tienda. Normalmente no trabajaba los viernes pero Normani había tenido algunos problemas así que me pidió que atendiera el local. Y hubiera aceptado sin ningún problema de no ser porque iba a salir de nuevo con Camila pero no me quedó de otra mas que cambiar nuestros planes y dejarlo para mañana. Dejé de mirar con aburrimiento hacia la puerta para enfocarme en mi celular. Observé la pantalla durante unos minutos sólo para terminar apagándolo ya que no tenía ningún mensaje nuevo ni siquiera una notificación. Sentí a mi estómago rugir por algo de comida y solo entonces solté una maldición por no haber desayunado antes de venir a trabajar aunque claro ya casi era la hora del almuerzo. 

–Este será un día largo.

Revisé los últimos mensajes que había compartido con mi castaña lo último que me había enviado había sido un pequeño mensaje donde decía que iría a comer, casi una hora había pasado de eso.

Por lo menos alguien si comería algo, pensé.

Escuché la campanilla de la puerta así que dejé mi celular a un lado y levanté la cabeza para poder mirar al cliente que había entrado pero me llevé una gran sorpresa al ver a Camila sonriendo mientras se acercaba al mostrador.

–Camz... –sonreí–¿Qué haces aquí?–pregunté luego, sin poder creer que ella estuviera frente a mí.

–Bueno como me dijiste que no habías desayunado se me ocurrió que al menos podría traerte el almuerzo–levantó un par de bolsas de papel que llevaba en las manos.

El olor a comida invadió mis fosas nasales e hizo que mi estómago volviera a rugir. Rápidamente rodeé el mostrador para estar más cerca de Camila, mis manos fueron a cada lado de su rostro y besé su frente haciéndola reír por lo bajo.

–Me casaría contigo ahora mismo–dije–¿Qué es lo que traes?.

–Uhm bueno–dejó las bolsas sobre el mostrador con sus mejillas sonrojadas–Compré un sándwich de pollo con mayonesa y una ración de papas fritas.

La vi sacar el sándwich junto con las papas y la boca se me hizo agua. Luego continuó con la otra bolsa.

–Y en esta traigo un sándwich de pescado frito con papas fritas–terminó diciendo, acomodando todo sobre la superficie del mostrador–¿Cuál prefieres, o podría ser que no te gusta ninguna de las cosas que compré?–preguntó mirándome luciendo algo insegura.

Le sonreí para tranquilizarla.

–Camz, cualquiera de las dos opciones estaría bien para mí–la tomé de los hombros suavemente–Ahora iré a cerrar y luego podremos comer tranquilas porque asumo que te quedarás, ¿no?–ella asintió de forma tímida lo que me hizo sonreír más, no podía dejar de hacerlo cuando estaba a su lado.

Me incliné un poco para dejar un beso sobre sus labios y luego caminé hacia la puerta para hacer lo que había dicho. Después de cerrar la puerta y bajar la cortina metálica de la ventana regresé con la castaña que ya me estaba esperando detrás del mostrador sentada en uno de los pequeños bancos de madera que había por allí. Tomé asiento también en uno recibiendo el sándwich que me tendía la castaña, le agradecí y sin querer esperar más di el primer mordisco.

–Mhm esto está delicioso–dije saboreando cada pedazo–Te debo una Camz, muchas gracias.

Ella que estaba mirando fijamente mi boca, probablemente cuando estaba quitando un poco de mayonesa de mis labios con mi lengua, terminó por sacudir su cabeza para luego asentir.

–No te preocupes, lo hice porque quería y además también quería verte–susurró la última parte.

Sonreí por el comentario mirando como tomaba un pequeño sorbo de su refresco. Se veía preciosa con sus mejillas ligeramente coloradas y con su pelo lacio cayendo sobre sus hombros pero lo que la hacía lucir aún más hermosa era su maldita sonrisa, estaba casi segura que dejó encantado a más de uno en el camino y si no era así algo debía de estar mal con ellos. Ella era perfecta ante mis ojos.