Somebody To Love. ~Maylor~

Somebody To Love. - 39

La puerta fue tocada a la hora exacta de la cita, y fue ahí donde supieron que ya no había marcha atrás.

Se miraron unos segundos, y Roger se levantó de su silla para ir a abrir la puerta. Y ahí estaba él, parado, con sus mismos trajes elegantes de siempre. Cómo detestaba eso.

—Hola, Hijo...

Sonrió Levemente. Le gustaba escuchar cuando le llamaba así. —Hola, Papá.

El hombre le devolvió la sonrisa. —¿Puedo pasar?

—C-claro... Pasa. — Roger se movió de la entrada para dejarlo pasar. Michael se puso a observar cada detalle en el apartamento de Roger, y sonrió al final. Eso lo calmó un poco, un punto más a su favor.

—Es Un Buen Lugar, Roger.

—Si... Me Gusta Vivir Aquí.

—Hijo... Dijiste que Necesitabas Mi Ayuda. ¿Qué pasa?

Roger suspiró, y trató de acomodar perfectamente las palabras en su boca. —Hace algunos meses... Conocí a alguien. Y está viviendo aquí conmigo...-

—Un chico, supongo... — Interrumpió Michael.

Roger Asintió con algo de pesadez. —Y Algunas semanas después... Alguien nos dejó a una bebé en la puerta... Cómo nadie la reclamó, cuando estuvo en hospital, la registramos con nuestros apellidos...

—¿Ya están Casados? — Volvió a Interrumpir, ésta vez más alterado.

—N-no... Aún no...

—Pero pronto lo estaremos, señor. — Dijo el rizado saliendo de su escondite en su habitación. —Yo soy Brian... Y soy el prometido de Roger.

Michael Suspiró. —Bien... Lo que Hicieron no fue lo más inteligente. Al no estar casados no pueden adoptar, y debieron decírselos desde antes... Pero haré lo que pueda por recuperar a la niña.

Roger Sonrió, por primera vez en días Brian veía su sonrisa nuevamente, y podía jurar que se había enamorado más de él.
En un impulso, Roger abrazó al hombre que tenía frente a él, quién no rechazó el gesto de su hijo y lo envolvió en sus brazos también.

—Gracias, Papá... — Dijo al borde de las lágrimas.

Michael sonrió. —Hijo... No Importa lo que haya dicho. Fue una estupidez. Tú siempre vas a ser mi hijo, y siempre estaré para ti.

Cuando esperó el Rubio para escuchar esas palabras...
Solo asintió y abrazó más fuerte a su padre. Finalmente, todo estaba cayendo en su lugar.