Ropa mágica

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Diana lo pasó muy bien en sus clases, y al cavar la semana, ya era capaz de mantener una conversación con Ewynor.

Éste le contó que en Ariwëy para convertir una palabra en plural, solo le tenías que añadir el sufijo iol al final.

Ésa tarde, Diana estaba viendo el último capítulo de su serie cuando entraron Ärysel y Tellywëis en tromba por la puerta ambas hablando a la vez y hasta que Diana no les gritó que se callasen no pudo entender nada

- La reina Twüley...- dijo Ärysel

- Nos ha permitido...- dijo Tellywëis

- ¡Que te enseñemos nuestra transformación en ninfa! - gritaron las dos a la vez.

- Oh genial, me cabo el capítulo y me lo enseñáis - dijo Diana que no sabía que poder ver la transformación de una ninfa era un privilegio increíble

Con mucha paciencia Tellywëis le explicó que era muy afortunada y que ya vería el capítulo luego, por lo que Diana aceptó y se fueron todas a su cuarto para tener más privacidad.

Ärysel decidió que ella sería la primera en transformarse y, chasqueando sus dedos, una luz plateada la envolvió y, cuando se retiró, Ärysel se había transformado en ninfa.

Sus largos cabellos rubios eran ahora brillantes y ondulados en vez de lisos. Llevaba un vestido blanco purísimo, casi transparente, que le llegaba hasta los pies, el vestido tenía diamantes incrustados y las tobilleras de sus pies descalzos eran de plata con lágrimas de cristal. Llevaba una corona a juego con las tobilleras, de plata fina y dibujos delicados. Sus alas eran más finas que la seda, completamente ligeras y etéreas y muy puntiagudas. Era increíblemente hermosa.

- ¿Te gusta? - preguntó Ärysel coqueta.

Diana estaba tan impresionada que solo pudo asentir levemente con la cabeza.

- Bueno venga que me toca a mí - respondió Tellywëis

Ella también chasqueó los dedos y en vez de plateada, la luz que la envolvió era verde esmeralda, y cuando la luz se retiró, ante Diana había una hermosa joven de cabellos de fuego que le sonreía cariñosamente.

No llevaba un vestido como Diana esperaba, en lugar de eso, llevaba una camiseta color lila con los hombros al aire, con una falda verde que comenzaba siendo como una enredadera y acababa muy ligera, con tonos en verde muy claro. Sus pies iban descalzos, decorados con tobilleras, a juego con sus pulseras, que parecían plantas trepadoras. Sus alas parecían más fuertes que las de Ärysel, pero eran igual de puntiagudas y frágiles. Como tocado, llevaba una simple flor azul, abierta al máximo. No parecía tan frágil como Ärysel, al contrario, parecía muy segura de si misma, a la vez que frágil y simple.

Diana no sabía cual le gustaba más, así que optó por abrazarlas a las dos y darles las gracias por el maravilloso regalo

El bosque de AriwëyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora