Todos juntos penetraron en el agujero que el árbol les mostraba, y se encontraron en un bosque cuajado de árboles y musgo.
Diana se sintió rodeada al principio, pero luego, mientras seguían el paso seguro de Tellywëis, se relajó un poco más.
Caminaron durante media hora, hasta que llegaron a un claro en el centro del bosque.
Allí, Tellywëis dio tres palmadas, y el árbol más cercano se encorvó hacia ella.
Luego, ella cogió una de sus ramas, y dándole las gracias en el idioma de Ariwëy, cortó una de sus ramas.
Empezó a entonar una canción que solo las ninfas del bosque conocían y de la rama, surgió una pequeña embarcación, perfecta para los cuatro, que, al igual que la del árbol Wylinia, flotaba en el aire.
- Este será nuestro medio de transporte si queremos llegar antes de que anochezca - les informó
Todos subieron a la pequeña embarcación que arrancó a toda velocidad, siguiendo las indicaciones de Tellywëis.
Al poco rato, llegaron a una bifurcación, a un lado había un camino desde el que se podían ver las puertas de cristal de palacio. En el otro lado, había una cueva con un resplandor azulado muy tenue al final.
Diana supuso que se dirigirían al camino, pero, para su sorpresa, la embarcación tomó la dirección de la cueva.
- ¿Pero no íbamos a la cuidad? - preguntó Diana un poco contrariada por el cambio de rumbo.
- Sí, eso hacemos- le dijo Ewynor
- ¿Y porqué no hemos cogido el camino a la ciudad?- repitió ella.
- Por que el camino a la ciudad es este, el otro es una trampa para los intrusos que consiguen engañar al árbol.
Diana asintió, se sentía un poco tonta por haber cuestionado a sus amigos que sin duda sabían más que ella.
Entraron en la cueva. Era una gruta de color como morado, o eso pensó Diana.
Al fondo, había una puerta de cristal, la entrada a la ciudad de Ariwëy.
La puerta recogía el trabajo de todas las ninfas del reino.
Sus márgenes, era de la plata más fina que existe, obra sin duda de las ninfas de luna.
Tenía un pomo de los colores del bosque que lo protegían, y que según Tellywëis, solo dejaba pasar a los que superaban la prueba del árbol Wylinia.
Sus bisagras se mantenían eternamente engrasadas gracias a las ninfas acuáticas y los grabados que la decoraban, eran cortesía de las ninfas del fuego.
Esa puerta, por sí sola, mostraba a los visitantes las grandezas del mundo que se escondía a sus espaldas.
- Haced los honores princesa - dijo Ewynor.
Diana se disgustó un poco porque él la volvía a tratar de usted, pero aún así obedeció y tocó el pomo.
Al hacerlo, una energía positiva y radiante la inundó, y supo que el pomo estaba comprobando que había pasado la prueba del árbol.
Cuando la energía se retiró, Diana giró el pomo y entró oficialmente en Ariwëy, por fin estaba en casa.
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El bosque de Ariwëy
FantasíaLa voz había vuelto, Diana ya la había olvidado pero ahí estaba. Esa voz susurrante que provocaba en Diana una sensación de familiaridad estaba otra vez allí, después de 5 años había vuelto para traer de nuevo a su memoria recuerdos que no eran suyo...