Diana respiraba con dificultad bajo la cama de Arwin mientras observaba cómo Arwin se dirigía al baño, cerraba la puerta y abría el grifo para ducharse.
Mientras Arwin hacía todo eso ante los ojos de Diana, ésta rezaba para que Arwin no la viera.
Desde donde estaba Diana pudo oler el champú de Arwin, era de Borningë, una fruta que solo crecía en el bosque de Ariwëy y su suavizante de frambuesa y moras.
Cuando Arwin salió de la ducha, continuaba en el baño haciendo cosas que Diana no pudo percibir por el oído.
Cuando salió del baño, Arwin llevaba un turbante en la cabeza y una toalla blanca alrededor del cuerpo. Luego, se acercó al armario y sacó un vestido verde liso, muy largo y sin ningún tipo de escote o manga especial y se lo puso junto con unas pulseras negras y unos pendientes con el símbolo del águila que Diana había visto en el cofre.
Arwin hizo todo esto con el semblante tranquilo mientras tarareaba una canción por lo bajo y se movía con ligereza y rapidez por la habitación.
Cuando se quitó el turbante de la cabeza hecho con una toalla blanca, Diana pudo ver su larga melena castaña mojada. Arwin sacó de uno de los cajones del tocador un cepillo y comenzó a peinarse mientras se secaba el pelo con la otra mano.
Cuando terminó de hacer todo esto, Arwin se acercó al espejo y comenzó a cantar en el idioma de los elfos guardianes. Diana se quedó medio dormida al escuchar la melodiosa voz de Arwin pero se despertó cuando ésta comenzó a cantar en Dewöliun, Arwin decía:
- Auncalem quiördïmio auncalem regheslha auncalem regheslha vow cimüning auncalem
Diana tradujo mentalmente lo que Arwin acababa de decir que era:
''Majestad volved majestad regresad majestad regresad por favor majestad''
Diana esperó a que Arwin siguiera cantando pero ella había callado y miraba fijamente el espejo como esperando que algo apareciese en su pulida superficie.
Y eso fue lo que ocurrió pues al cabo de pocos segundos el espejo se puso negro y se comenzaron a escuchar pasos que se acercaban.
Cuando los pasos cesaron en el espejo Diana pudo ver a una mujer vestida de negro. Diana no pudo ver sus rasgos pues todo estaba muy oscuro y sólo pudo distinguir sus labios rojo como la sangre y sus manos blancas como porcelana.
La mujer comenzó a hablar con Arwin y le dijo:
- Hafribë, ¿va todo bien?- Diana se estremeció al escuchar la fría voz de la mujer y se extrañó del extraño nombre con el que había denominado a Arwin por lo que siguió escuchando lo que la dama decía- Espero que así sea porque mi plan no tiene fallos.
- Yo no he dicho que los tenga- se apresuró a asegurar Arwin cohibida- solo quería informaros de que la princesa no ha sido vista en palacio en todo el día y me temo que no hace nada bueno.
- Esa pequeña no puede hacer nada peligroso, es una ingenua, seguro que está por ahí con sus amiguitas ninfas de paseo.
Diana se quedó sin respiración, ¡estaban hablando de ella!
Las manos comenzaron a temblarle pero se obligó a permanecer tranquila pues debía escuchar lo que Arwin decía que era:
- Sí, recibí tus notas y ya lo tengo todo previsto.
- Pues no me falles, a los originales les queda poco tiempo y no quiero que mi plan se vaya al traste por tu culpa.- dijo la mujer fríamente
- No os fallaré majestad, os lo aseguro.
En ese momento la conversación comenzó ha hacerse más fluida y Diana supo que ese era el momento de llamar a sus amigas por el Launtaweriamio.
Siguió el consejo de Ärysel y se frotó el ojo hasta conseguir que una suave lágrima se deslizara por su mejilla hasta su dedo y con él tocó el colgante que emitió una luz rosada, que era la señal de que podía comenzar a hablar.
Diana pensó que el mensaje debía ser corto por lo que dijo:
- Chicas socorro estoy atrapada con Arwin ayudadme y no me respondáis usando el colgante.
Nada más hubo terminado de decir eso, el colgante emitió un último destello y se apagó por lo que Diana supo que sus amigas habían recibido el mensaje.
Los siguientes diez minutos Diana los pasó escuchando la conversación de Arwin con la mujer y vio cómo Arwin se despedía de la mujer, escondía el espejo tras una cortina y entraba en el baño para cambiarse.
Al salir del baño, Arwin llevaba la misma ropa de siempre, unos pantalones marrones, una casaca verde y unas botas verde oscuro junto con el arco y el carjac de flecha cruzado a la espalda.
Nada más Arwin hubo salido del baño alguien llamó a la puerta y Arwin corrió a abrir.
La que había llamado era Tellywëis que dijo:
- Hola Arwin ¿Qué tal?- Tellywëis no paraba de mirar a todas partes buscando a Diana mientras continuaba diciendo- Solo he venido para decirte que un mensajero te busca.
- Voy en seguida- dijo Arwin mientras salía por la puerta.
Tellywëis fue hacia donde estaba Diana y le dijo:
- Todo despejado, puedes salir
- Gracias- dijo Diana estirándose pues llevaba mucho rato bajo la cama
- Tenemos que salir de aquí rápido- le dijo Tellywëis.
Y ambas salieron de la habitación sigilosamente mientras Diana pensaba en todo lo que había visto y oído en su visita. Razón por la cual no pudo respirar con tranquilidad hasta que no estuvo a tres pasillos de la habitación de Arwin.
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El bosque de Ariwëy
FantasyLa voz había vuelto, Diana ya la había olvidado pero ahí estaba. Esa voz susurrante que provocaba en Diana una sensación de familiaridad estaba otra vez allí, después de 5 años había vuelto para traer de nuevo a su memoria recuerdos que no eran suyo...