El bosque de Ariwëy

Investigando en la habitación

Diana se despertó al escuchar cómo alguien llamaba a su puerta.

No le dio tiempo a abrir pues Ärysel y Tellywëis ya habían entrado en la habitación volando y con caras de preocupación y tensión.

El día había amanecido gris y con algo de lluvia y a Diana le extrañó pues desde que había llegado a Ariwëy no había llovido ni un solo día.

Corrió a vestirse y eligió lo primero que vio: una camiseta negra, unos vaqueros rojo vino y unas victoria negras.

Corrieron juntas a las cocinas sin decir palabra y tomaron un rápido desayuno.

Todo esto lo hicieron en silencio pues así lo habían acordado la noche anterior para pensar muy bien en lo que iban a hacer y para que si se encontraban con Ewynor o Arwin no las pudieran pillar hablando de lo que iban a hacer.

Cuando llegaron a la habitación de Ärysel y Tellywëis todas respiraron aliviadas y soltaron el aire que habían estado conteniendo durante casi todo el camino.

Ärysel fue la primera en hablar:

- Chicas vamos a empezar hoy a buscar en las habitaciones de los hermanos Gyardinemiol.

Diana asintió pues esa palabra significaba ''guardianes'' y así eran conocidos Ewynor y su hermana en Crisantyl.

- Diana tú irás a la habitación de Arwin y nosotras a la de Ewynor- dijo Ärysel- Si ves a Ewynor avísanos con esto.- y le dio a Diana un colgante en forma de lágrima.

- Es un Launtaweriamio, un colgante que puede comunicarse con su gemelo sólo con tocarlo con un dedo mojado con lágrimas.- le explicó Ärysel.

Diana estaba sorprendida por el larguísimo nombre del colgante y por su extraño uso por lo que preguntó:

- ¿Y me tengo que poner a llorar así sin más para que funcione?

- No es tan radical, piensa en algo triste o frótate el ojo con fuerza, con una lágrima basta- dijo Ärysel.

- Pues genial pero y si no podemos avisar a tiempo y uno de los hermanos entra en la habitación, ¿qué hacemos?- preguntó Tellywëis que estaba observando todas las opciones posibles.

- Esconderte, y rápido. Tratad de no pasar delante de la puerta continuamente, no hagáis ruido y cerrad la puerta o atrancadla con fuerza- dijo Ärysel que parecía una experta.

- Pero si la atrancamos, sospecharán seguro.- dijo Tellywëis que necesitaba un plan perfecto para estar satisfecha.

- Pues simplemente cerradla y comunicad todo lo que descubráis que creáis pueda tener algo de importancia.- dijo Ärysel un poco cansada de las objeciones de Tellywëis.

- Hecho- dijeron Diana y Tellywëis

- Pues venga, nos vamos de exploración- dijo Ärysel.

Tellywëis le dio a Diana las indicaciones para llegar a la habitación de Arwin y se marchó junto a Ärysel a la habitación de Ewynor.

Diana fue hacia el lugar que su amiga le había indicado y se encontró frente a una puerta de madera blanca con grabados en oro.

Comprobó que nadie pasaba por allí y, con el máximo sigilo, abrió la puerta, se deslizó dentro y cerró con suavidad.

Al darse la vuelta vio la habitación de Arwin y Diana pudo imaginar con facilidad cuales eran los dos colores favoritos de Arwin: blanco y dorado. La habitación era circular, como casi todas las habitaciones de palacio y tenía grandes ventanales por todas las doradas paredes.

Su cama era dorada y blanca sin dosel y se encontraba en la pared norte de la habitación sobre un escalón, desde el que se podía ver el resto de la habitación. Tenía un escritorio abarrotado de notas y papeles y un armario blanco y al lado de éste, un hermoso espejo con filigranas en el idioma élfico.

El baño era también dorado y blanco y el resto de muebles de la habitación también.

Diana comenzó a buscar por el abarrotado escritorio siguiendo el consejo de Ärysel y tratando de hacer el menor ruido posible para no levantar sospechas.

Fue cogiendo notas y en todas encontró la misma caligrafía perfecta que la que había en el sobre que recibió de Ewynor.

Algunas notas decían cosas como:

A las 10 en la PP, no olvides la ropa

Confió en ti y la dama también, no nos falles

Los tenemos

No temas, mi hechizo te protege

Corre si la ves

A las 10 dentro de 6 días en el jardín, ¡no lo olvides!

A Diana todas estas notas le parecieron muy extrañas y consiguieron que se preguntara cosas como:

¿Quién era ''la dama''?¿Quién era la mujer de la que Arwin debía huir?¿ Qué era a ''PP''? Y sobre todo:

¿Por qué Ewynor le recordaba a su hermana lo de la cita con Diana dentro de unos días?

Diana creyó que debía contarles todo eso a sus amigas, pero no tenía tiempo que perder por lo que cogió las notas y se las guardó.

Se apartó del escritorio y fue hacia la cama, en ese momento deshecha pues todavía era muy de mañana y revolvió las sábanas por si escondían algo. No encontró nada sospechoso.

Revisó la dorada madera de la cama y descubrió que en el cabecero había dos hendiduras, una en cada lado, por donde una pequeña llave cabría.

Este detalle alertó a Diana que siguió buscando por la habitación pistas y las llaves o la llave que correspondían a las cerraduras de la cama.

Revisó el baño y no encontró nada sospechoso. Todo estaba en su sitio.

Salió del baño y examinó las paredes. Fue pasando la mano hasta que llegó a una parte de la pared donde había un hueco, invisible a la vista pero no al tacto.

Trató de meter la mano y para su sorpresa, la pintura de la pared se retiró dando paso a un pequeño hueco donde Diana pudo ver un cofre negro.

Cogió el cofre con manos temblorosas pues su pulso se había acelerado con el descubrimiento y lo observó.

El cofre era negro completamente, con grabados invisibles y con un cierre en forma de águila con las alas extendidas.

Diana pensó que ese cofre no encajaba con el resto de la decoración de la habitación.

Presionó las alas del águila, y escuchó cómo estas hacían un suave clic y se abrían dejando al descubierto dos llaves doradas, las llaves del cabecero.

Diana comprobó las llaves y pudo ver que entraban perfectamente en los huecos.

Volvió a guardar la llaves en su sitio y dejó el cofre en el hueco de la pared que al recibir el contacto del cofre, volvió a cerrarse.

Diana se levantó para marcharse, pues ya llevaba más de dos horas en la habitación cuando escuchó pasos que se acercaban y corrió a esconderse bajo la cama.

Momentos más tarde Arwin entró en la habitación y cerró la puerta con fuerza, dejando a Diana completamente encerrada.