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Habiéndose asentado el ejército en el campamento de L'arbre Mistique, la princesa se acercó al puesto de Lord Carlos. A su lado la acompañaban Natalia, Jimena y dos amires—o generales—de Medina: Dafed y Mashhur.
Saliendo de una de las tiendas, Carlos los recibió con hospitalidad. Alba lo observó con detenimiento. A pesar de que su padre siempre quiso que formase un vínculo matrimonial con él, jamás lo había visto en persona. Y lo cierto era que aquel lord hacía justicia a su fama.
Era un hombre joven, de agradables ojos y sonrisa encandiladora. Su pelo castaño y fino se complementaba con una poco poblada barba que le hacía bastante atractivo. Los ropajes lustrosos que portaba, engalanados con una capa granate, dejaba ver la riqueza de su posición.
Al llegar al encuentro de Alba, boquiabierto se quitó la cofia de su cabeza, y se arrodilló ruborizado, besando la mano de la princesa caballerosamente. Al volver a ponerse de pie, conectó sus ojos con los de ella.
—Bienvenida, Majestad...Mi padre me había hablado de la belleza de la princesa del Reino del Triunfo, digna del radiante sol...Y ahora que os veo en persona, poco falta para cegarme ante tal beldad...
Las cautivadoras palabras del lord hicieron efecto en Alba, quien dirigió su mirada sorprendida a Natalia, mientras una risa avergonzada salía de su boca. La soldado se encogió de hombros, sonriendo también, esperando que esos encantos no fueran a más. Carlos sabía cómo adular y llevarse a las personas a su terreno, y aquello siempre lo había encontrado algo irritante.
—Gracias por encontrarse aquí con nosotros, lord Carlos. Es un honor que vaya a luchar a nuestro lado.
—El honor es mío, princesa... Además, mi rey estaba en deuda con vuestro padre—ante tal mención, el rostro de Alba se oscureció un poco, y de igual modo el del castaño—Lamento...que nuestro primer encuentro haya tenido que ser en estas circunstancias.
La princesa negó con su cabeza restándole importancia.
—Centrémonos en lo importante—dijo con la voz más estable que pudo—Estamos aquí, juntos por una causa. Y tengo muchas esperanzas en que todo saldrá bien.
El joven le sonrió, agradeciendo la buena actitud de la princesa. Con gusto, la acompañó por el campamento, guiándola hasta la tienda que había dispuesto para ella. Los ruidos envolvían sus oídos sin parar. Voces que mandaban a otros soldados durante las prácticas, los sonidos metálicos de las espadas en mano de los herreros, la tensión de las cuerdas de los arcos, el fuego de los hornos...
Era la primera vez que Alba estaría al frente en una batalla, y a pesar de toda la preparación que había recibido de Natalia, Julia y Jimena, se sentía más inexperta que nunca.
—¿Se sabe algo de la resistencia que se está agrupando? —preguntó Natalia, esperando buenas noticias. Para su agrado, el lord se volvió hacia ella con una gran sonrisa—.
—Como si fuese obra de los dioses, hace poco un grupo de exploradores que mandé por los alrededores los encontró. En unos días llegarán sus fuerzas hasta aquí.
En el rostro de Natalia se esbozó una gran sonrisa, deseando saber qué había sido de sus camaradas. De su pelotón, de Damion...y de su familia.
Notó a su lado a la rubia callada, pensativa. Lentamente y con delicadeza, rozó sus dedos por su mano, haciendo que la mirase. No tardaron en sonreírse, haciendo que la presencia de la morena la tranquilizara.
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Bajo el mismo Estandarte // Albalia
FanfictionAlba Reché de Guillory, joven heredera al trono del Reino del Triunfo, quien quisiera servir en el campo de batalla junto a los suyos. Natalia Archibald, una de tantas capitanas del ejército real, la cual es feliz tan sólo con proteger y ser leal a...