¿Fragmentación del alma? Buen chiste.

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Era otro lunes de otra semana, normalmente los lunes son mis peores días, lo juro por Dios. Me levante 5:30 am como ya me era costumbre, el cielo seguía a oscuras, con la Luna como única regente del firmamento. La música de mi padre retumbaba entre los muros de la casa, ahora sonaba Friday I'm in love, de The Cure, amaba esa canción así que comencé a arreglarme, entre brincos y entonaciones mal hechas.

Ya con la ropa puesta, el cabello arreglado y completamente higienizada, subí al auto junto a mi progenitor, prendí el radio y escuche otro absurdo reportaje espiritual sobre como una persona podía llegar a fragmentar su alma, dándole la capacidad de vivir en dos realidades, completamente ajenas entre sí pero era por un determinado tiempo. Bufé. ¡Era absurdo, incomprensible, simplemente... estúpido! Mire por la ventana, observando el cielo que se cernía sobre la metrópoli y me quede dormida.

-Alexia, despierta-la voz gruesa y seria de mi padre me despertó, pero pese a que me despertó con suavidad, pegue un respingo a la par que gritaba "Masyaf, Altaïr ¡¿Quién?!" Mi acompañante rodó los ojos, suspirando por mí grito-Ya te has viciado con ese juego, gracias a ti ya no olvido los nombres de esos absurdos personajes que pueden caer de 50mtrs y no se despeinan-sonreí por aquella broma tan propia de él.

-Adiós papá-me despedí simplemente con un beso en su mejilla y baje del auto para luego adentrarme en el instituto.

No me he presentado como debería, soy Alexia Castile, una chica de 17 años, cabello rubio cenizo, mis ojos son grandes y almendrados, de color café, mido aproximadamente 1.67 cm, no puedo decir que soy la chica con mejores dotes pero no soy plana como tabla, aunque escondo las curvas naturales heredadas por genética. Todos me dicen friki, gamer aunque no me considero así pero bueno, eso sí, soy nerd, saco los mejores promedios, me la vivo entre libros, escribiendo y dibujando por lo que carezco de amigos, solo una amiga, llamada Ileana, es un amor, tiene su carácter pero me comprende y escucha.

Llegue a mi casillero, el cual abrí y saque los materiales que necesitaría además de una libreta de portada y contraportada de cuero, donde dibujos y pequeños escritos se escondían de las miradas curiosas.

Camine por los amplios pasillos, que abarcaban varios metros de largo, hasta llegar a mi aula de filosofía pero me vi interceptada por Ileana que venía eufórica-¿Escuchaste el reportaje sobre la fragmentación del alma?- no contuve mi rodar de ojos, ella creía en ello así que tendría que escucharla dar su larga charla intentando convencerme, de lo cual, no me equivoque, todo el día el mismo tema. Recuerdo vagamente sus palabras distintas "Si te puedes ensimismar lo suficiente en una realidad mientras te relajas, llegaras allí"; por un momento reí por lo bajo al imaginarme en Assassin's Creed, mi videojuego favorito, era absurdo pero fue lindo pensarlo.

Mi tiempo en el instituto dio por terminado así que sin demora tome el transporte hasta llegar a casa, la cual estaba vacía, madre estaba de viaje por trabajo y padre seguía en la oficina. Subí a paso apresurado hasta mi habitación, cerré la puerta mientras tiraba mi mochila a un rincón.

Me tumbe boca arriba en la cama y casi como si yo las hubiera evocado, las palabras de Ileana fluyeron con claridad en mi cabeza "Si te puedes ensimismar lo suficiente en una realidad mientras te relajas, llegaras allí". Suspire. No perdía nada con intentar, así que me relaje mientras pensaba en Assassin's Creed, específicamente en Masyaf, a la llegada de Altaïr desde el Templo de Salomón. Comencé a sentir como mi cuerpo flaqueaba, mi mente ensimismada en ese momento como nunca antes en mi vida, me sentí volar cuando de golpe abrí los ojos al sentir una cálida luz en el rostro, no puede ser, estaba... estaba en Masyaf.

Entre la realidad y la realidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora