Una silueta blanca corría por los techos, llevaba casi tres días sin dormir, totalmente lejos de la casa de asesinos ¿por qué? Por el simple hecho de que ella llevaba la misma cantidad de días sin despertar, su ausencia de alguna manera le empezaba a pesar en la espalda y hasta en la parte trasera de los ojos, no podía cerrarlos sin ver lo que parecía una ilusión, una pesadilla demasiado vivida y dolorosa.
Arena le golpeaba los ojos, no lo dejaba ver el objetivo pero mantenía el andar constante, lo valía, algo en el fondo de su cabeza le decía que lo valía, así que obligo a sus piernas a seguir avanzando aunque sintiera la arena engullirlo lentamente. Más tarde que temprano entro en el templo, medio destruido y tragado torpemente por el desierto, pero ahí estaba Adha, tirada con su sangre pintando su alrededor como un aura, como las finas mantas que cubrían sus aposentos. Altaïr obligó a sus piernas a continuar aunque sintiera que pesaran tanto como su propio sufrimiento.
Se arrodilló junto a ella y cuando intento tocarla, no podía, se le iba de entre los dedos como...agua; tragó grueso, y siguió intentando, sin embargo ahora la arena iba aumentando de nivel, cubriendo el delicado cuerpo, y entre más intentaba escarbar para alcanzarlo más se hundían ambos, ahora la arena le llenaba los pulmones, así que cerró los ojos, de esa manera terminaría todo ¿no? Al fin estaría con la mujer que añoraba más que a nada, esa que le daba calor en el corazón y fuego en el alma.
Sintió frío, líquido frío que le calaba los huesos y lo hundía ¿así era la muerte, ese lugar donde enviaba a sus objetivos? En ese caso, era entendible el miedo que genera y al mismo tiempo, ese deseo de quedarse, era sobrecogedor en su abrazo, delicado y firme, como si una manta de seda te envolviera para no soltarte. Altaïr dejo que su cuerpo se hundiera, hasta que sintió algo diferente a ese ambiente tocar su mejilla, se obligó más por curiosidad que por gusto a abrir los ojos, los cuales se acostumbraron lentamente para luego quedar ligeramente deslumbrados. Un pequeño halo de luz penetraba el agua oscura, iluminando el cuerpo que sobre él flotaba, los cabellos castaños le cubrían la cara, así que el sarraceno con mano cautelosa los aparto, quedando magnificado por esos ojos cafés avellana que lo miraban fijamente. Cuando sus orbes viajaron al demás ser, lo miro pálido y lo sintió frío, un frío diferente al del desierto que era refrescante y con brizas dulces en un beso nocturno, ese era un frío que quemaba no sólo la piel, también quemaba el alma torturada. "Alexia" fue el primer pensamiento que le surco la mente a una velocidad vertiginosa.
Su boca se abrió buscando gritar un perdón sincero y desamparado, que buscaba final pero no tenía inició, el agua y el frío le penetraron la garganta, le perforaron el pecho pero no ahogaban el dolor, sólo hacían que ardiera más, como un incendio descontrolado al que le lanzaban más madera para arder.
—¡Alexia!—el gritó le salió doloroso por una garganta adormecida, como rasgando, y se percató que estaba en ese remanso de paz de la guarida en Jerusalen, miro a todos lados, desesperado ¿cuánto llevaba ahí? Se desplomó en los almohadones, mirando la luz del sol colarse entre el enrejado de madera que adornaba el techo; el sonido del agua de la fuente le erizó la piel, ya no sabía como sentirse respecto al agua, porque quizá sería lo más próximo a la sensación de la profunda oscuridad de la muerte.
Por el rabillo del ojo miró al interior de la estancia, observando a un grupo de ancianos acompañar a Malik y hablar, antes de desaparecer por una puerta, así que lo tomó como su oportunidad y se puso en pie.
—Malik—le llamó sin cuidado, y con semblante serio esperando que no le escuchará gritar el nombre de la acompañante hace un momento y que ahora se hospedaba en el que debería ser su alcoba. El susodicho lo miró con semblante serio.
-Ya despertó, parecía desorientada, sin embargo, no saben que la quemó, pero dicen que parece estar en optimas condiciones-intento no profesar una mueca muy parecida a una sonrisa ante el ligero brillo que apareció en los ojos de Altaïr—Deberías ir a verla, por tu gritó, supongo que te preocupa, novicio—el sarraceno contuvo su lengua, no arruinaría la situación cuando ya tenía algo más importante en su lista de pendientes, y no era precisamente ir a asesinar a alguien, quizá era la manera de empezar a salir a la superficie y respirar. Vivir.

ESTÁS LEYENDO
Entre la realidad y la realidad.
RomansDisclaimer: Altaïr como todos los personajes de Assassin's Creed pertenecen a UBISOFT. Pair: Altaïr Ibn La'Ahad/OC. Contendrá-posiblemente-lemmon Summary: -¿Qué eliges? ¿Cuál realidad, de verdad deseas?- allí estaba, entre la espada y la pared, el t...