Damasco.

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"Ya se me esta volviendo costumbre desmayarme" reprocho mi consciencia, con una voz irritada tan mía, no podía culparle, era verdad pero ¡¿Qué más podía hacer?! Yo carecía de estómago para ver gente muerta, aún menos para matarla con mis propias manos, "Fue para proteger a Altaïr" susurré para mí, intentando darme un poco de calma.
-¿Ahora te cuentas esas mentiras para no sentirte culpable?-la voz de Adam hizo que me pusiera estática ¿un sueño? Podría llegar a ser, pero no, no era eso-Hace mucho que no regresas con Ileana, lo cual es extraño-abrí los ojos desmesuradamente, era verdad.

Mire a Adam, quien caminaba a mi alrededor con un andar algo tosco pero confiado como un lobo; mi mente no pudo evitar evocar a Altaïr, quien poseía un andar mucho más ligero, cómo el de un felino al asecho.
-¿Y qué si no he vuelto? Eres una farsa, Adam, sólo eres un fantasma más de mi pasado-su carcajada tan ronca parecía provenir de lo más profundo de su garganta; cuando estaba vivo, su risa no superaba un simple sonido que provenía de su boca con los labios fruncidos en una coqueta sonrisa.
-El pasado siempre estará allí, no lo puedes cambiar y esos fantasmas se quedarán ahí hasta que mueras, tal vez más...ambos sabemos que estas en una encrucijada, tomando en cuenta que al final de esta aventura, terminarás por apuñalar a tu querido Asesino, justo cuando se vuelva el hombre que tu esperas porque realmente, a mi jamás me quisiste como te da miedo querer, amar-trague grueso, sí, me daba miedo amar a alguien con locura y lo peor, había olvidado el asunto con Altaïr ¿y si lo amaba con locura? No me perdonaría eso.
-María-dije en un murmuro-Ella enamorará a Altaïr y podré irme-exclame triunfante, como quien descubre la respuesta a un constante conflicto, pero el pelinegro sonrió.
-Recuerda que esto, no es un videojuego, si mueres en uno, mueres en ambos-esbozo una sonrisa tan terrorífica que me hizo estremecer-Despierta, despierta, creo que Damasco se acerca-entrecerré los ojos, odiaba a ese Adam pero era mejor que tener pesadillas toda la noche, aunque realmente no sabía que era peor, un presumido vástago o un vástago torturador de sueños.
Suspiré para luego cerrar los ojos, poco a poco volvía a ser consciente del bochornoso calor y aun con los párpados apretados la luz se seguía colando, provocando que en la "oscuridad" viera luces de distintos colores. Odiaba el desierto, odiaba el calor pero odiaba aún más sudar demasiado.
-Despierta, llegamos-el sarraceno me sujeto por los hombros, zarandeándome ligeramente para que me moviera, por lo que lo hice-Perfecto, ahora tenemos que encontrar una manera de entrar sin llamar demasiado la atención-nos alejamos lo más posible de la entrada todavía sobre el caballo. Mi atención se mantenía fija en los diferentes puestos que allí ofertaban, la mayoría de los mercaderes comerciaban con telas, joyas y especias, mientras que los menos llamativos ofrecían carne, pero cualquiera perdía el apetito (nótese que digo "cualquiera" por no encerrarme sólo a mi) al ver la carne ser merodeaba y mancillada por las moscas mientras que los vendedores trataban de ahuyentarlas inútilmente con un paño lleno de sangre fresca. Mis ojos se desviaron hacía varias carpas de telas multicolor pero predominante el blanco, con algunas mujeres lavando ropas a la ribera del cuerpo de agua que atravesaba el oasis con dirección hacia el interior de la ciudad mientras que los niños correteaban a su alrededor.
-¿Por qué no entran a Damasco?-cuestione mientras nos internábamos en el oasis por entre los altos juncos que fácilmente nos cubrían.
-A todo extranjero se le cobra una cuota para entrar, así que prefieren quedarse fuera donde igualmente pueden comerciar y dormir bajo el resguardo de los muros, además de que si ocurre un percance siempre se puede recurrir a la media docena de guardias que hay en la puerta-bajó del corcel y me ofreció la mano para bajar, pero enarque una ceja ¿dormiríamos allí? ¿Ni cerca del camino ni cerca del río?-Vamos, ya estamos demasiado retrasados para mi gusto, sólo nos refrescaremos en el río, dejó al caballo en las caballerizas y entramos, pero aquí la tierra es traicionera, es mejor ir a pie-eso aplaco mis dudas así que le obedecí.
-¿Por qué ir al río? ¿Los Asesinos no tienen donde refrescarse?-mi voz salió lo más sutil que pudo, no había un maldito lugar seguro en todo este Reino al que los Asesinos protegían.
-Sí, pero no creo que sea aconsejable que entres cubierta de sangre...da gracias que no fue Jerusalén porque si Malik te viera así, bueno, no seria cómodo. Imam no es tan exagerado con eso, pero estoy seguro que notara mi estado de novicio en cuanto me vea-su voz sonó áspera, con un dejo de irritación, de seguro tomaba a su Maestro de loco por tal medida pero fue lo mejor, perder a su más destacado Asesino no era una opción, al menos no por el momento.
Se formo un nudo en mi garganta ante tal pensamiento, algo se podría hacer, cualquier cosa para evitarlo, la Manzana no podía ser tan poderosa ¿verdad? Suspiré, eran demasiadas emociones para tan poco tiempo, de eso estaba segura. Palpaba el cansancio psicológico que me presionaba las emociones, tendría que sobrellevarlo lo mejor posible, no era momento para ser una niña cobarde ¡Vamos Alexia! No he llegado intacta hasta aquí para rendirme ahora, sí algo había aprendido de mi madre es que no debo darme por vencida, mientras exista vida, existe esperanza.
Levante la vista al cielo, estaba tan azul y despejado que parecía irreal, el Sol se encontraba ligeramente hacia el noroeste, debían ser cerca de las 2 pm, claro, hace mucho que no ponía atención a las clases de Geografía, así que posiblemente estuviera más que errado.
-Iré a limpiarme-le informe al sarraceno antes de alejarme unos metros. Me despoje del molesto vestido, estaba lleno de sangre, todo-Será imposible usar esto-lo deje en el suelo fangoso a las orillas del río y me recargue contra una palmera-¿Cómo demonios entraré a Damasco sin ropa que me cubra?-mire la ropa interior que llevaba, entonces recordé el paño que hace rato no limpiaba por culpa de Altaïr y su rotunda negación a que desperdiciara tiempo y agua-Idiota-musité por lo bajo, porque eso era, un idiota de pies a cabeza.
Me levante y regrese por donde vine, Altaïr mojaba su coronilla y nuca pero sin quitarse la capucha. Lo observe en silencio unos minutos, simplemente detallando su ser, era atractivo pero para ser tan joven ciertamente era bastante serio; reí para mis adentros recordando Assassin's Creed Unity, donde sin querer cité al Marqués de Sade, claro, sin la zoofilia y el tono burlón.
Pesé a que el clima era seco, no sentía tanto calor como esperaba, lo cual era un logro excepcional, aunque no había duda alguna de que esto era por la carencia de ropa encima, por esta ocasión daré créditos a la sangre que hizo que me deshiciera de aquel incomodo vestido. Eso provocó que de nuevo volviera a cuestionarme como demonios era que el sarraceno soportaba el calor, será una pregunta sin respuesta Alexia, sin duda alguna pero ese atuendo si era tan fresco como se notaba, podría serme muy útil.
-Altaïr-llame de manera serena, no quería sonar más curiosa y exaltada de lo deseado. Me miro de reojo-¿Tienes otro traje de Asesino? Mi vestido es caso perdido-se incorporó lentamente ya que estaba en cuclillas así que era probable que sus extremidades se vieran ligeramente entumecidas.
-Vestirte de Asesino será lo más factible para que entremos, pero-miro mi larga caballera rubia ceniza-eso no nos ayudará-me sentí palidecer aunque estuviéramos en pleno rayo de Sol-Tendré que cortarlo-me eche para atrás dubitativa.
-¿Qué? No, no, ni en tus mejores sueños, amo demasiado mi cabello para que me lo cortes-los orbes dorados se posaron fijamente sobre mi, sin inmutarse ante mi poca ropa.
-Tenemos que hacerlo, será más sencillo que pases desapercibida si pareces un hombre, lo sabes-aquel tono era sereno, demasiado para mi gusto-El cabello crece ¿no?-¡Oh, no! Ese argumento me lo echa en cara mi madre cada vez que ya tengo el cabello por debajo de la cadera.
-P-pero, ¡no! Mi cabello, esta bien que me crece rápido pero no quiero decirle adiós-ciertamente estaba negando rotundamente todo lo que conlleva quedar con el cabello corto, hace mucho que no lo tenía así.
-No lo dejare tan corto-suspiré, bastante resignada a lo que me toque las puntas, estaban algo resecas.
-Sólo 10 centímetros, no más-le mire señalándole de manera amenazadora, no quería despedirme de mi longevo pelo, para mi era extenso aunque me llegará a poco más de media espalda. Asintió entendiendo mis palabras así que me senté en el suelo, dándole la espalda.
No escuche cuando desenfundó uno de sus cuchillos para lanzar, sólo me percate de tal acto cuando tomo uno de mis mechones, tratando de planchar lo mejor posible el ondulado cabello; apreté los párpados y sentí como poco a poco cortaba, no sabía exactamente si estaba respetando los 10 centímetros pero confiaba plenamente en él ¿por qué? No lo sé, mas algo me decía que no era buena idea.
Lo que parecían siglos pero fueron a penas unos pocos minutos, se hacían más largos hasta que la voz de Altaïr me hizo abrir los ojos.
-Listo-se colocó en pie mientras yo me inclinaba hacía las cristalinas aguas. Ahogue una exclamación ¡Joder! Mi cabello, estaba en extremo corto, lo tenía por sobre lo hombros.
-¡¿Qué me hiciste?! Te dije 10 centímetros, no cámbiame el look ¡Maldita sea!-grite mirándome, atrayendo la atención de algunos cuantos, sobre todo de las mujeres que se asombraban ante mi falta de delicadeza al hablar.
-Me lo agradecerás luego-me pasó algo de su ropa para que la usará-Date prisa, el rafiq me espera, tu serás sorpresa-le mire ciertamente enojada, ¡argh! Quisiera golpearlo pero ya tendría mi venganza. Me moje el rostro y mi nuevo corte, continuaba frustrada, más cuando vi mis mechones en el suelo pero por enojarme no me saldría más rápido el cabello, así que me cambie completamente pero antes, del caballo tome unas vendas para apretar mi ya escaso busto, aunque no era sencillo a decir verdad.
Me sentía extrañamente vigilada; di media vuelta, topándome con que Altaïr me observaba tranquilamente.
-¿Cuánto tiempo llevas ahí?-le cuestioné seria, sin ánimos suficientes para sacar el lado agresivo o risueño, únicamente aquel lado tranquilo pero tajante.
-El suficiente para notar que no puedes vendarte sola, déjame-eche un paso atrás, mirando sus ojos miel con coraje-Sigues molesta, lo sé, pero obedece, soy tu superior en rango y habilidad- "superior en rango" ¡Bingo! Tengo un punto directo a su orgullo. Sonreí de manera ladeada, triunfante.
-¿Existe un rango menor que novicio?-me miro anonadado, pero rápidamente su expresión se compuso a una seria pero sus ojos relampagueaban en ira. Me giré para que me ayudara con las vendas, pero no esperaba el tirón de golpe-¡Auch! Eso duele-bufé irritada, necesitaré quitarme esto en cuanto lleguemos a la Casa de Asesinos, no aguantaré mucho tiempo así.
-Vámonos-musitó tomando al caballo de las riendas y salimos de entre los juncos a paso rápido sin mirarnos o dirigirnos la palabra, él faltó el respeto a mi confianza y yo le herí el orgullo, ambos habíamos jugado bastante sucio, ¡él se lo buscó! Seguimos avanzando hasta que se acercó a un hombre con indumentaria similar, sólo que con el rostro cubierto a manera de que sus ojos fueran lo único visible; le entregó las riendas y volvió a mi lado.
Sin decir ni pío me tomó de la muñeca hasta meternos en un grupo de eruditos quienes no se percataron de nuestra intrusión, preferían mantenerse ensimismados en sus rezos antes de reclamar a un par de intrusos que bien podían ser otros compañeros. Imite la postura de Altaïr, bastante insegura de si podríamos pasar a la media docena de guardias que custodiaban la enorme entrada, pero para mi sorpresa se apartaron ligeramente para dejarnos pasar "What The Fuck?" Susurró mi mente bastante desconcertada, esto sucedía en el juego, mas no en la vida real, porque esto era real ¿No es así? "Vamos, no empieces con la bendita paranoia existencial" me reproche haciendo una mueca ¿es qué no notaban la espada colgando del hatillo? ¿Los cuchillos para lanzar o la funda de la hoja corta que llevaba en la espalda? Estos guardias pecaban de ciegos, juro que sí.
Cuando logramos saltar a los guardias, nos separamos del grupo sin mucha discreción.
-Iremos por los techos-Dictaminó Altaïr pero mi reproche fue una ceja levantada y una mueca-¿Qué sucede?-miro a sus lados lentamente, por si alguien nos espiaba por entre la gente.
-Yo no puedo ir por los techos, me caeré-torcí la boca con frustración, muchísima frustración la cual fue contagiada al Asesino.
-En ese caso iremos por el camino más lento y peligroso, al menos para nosotros por si nos descubren pero harás todo lo que te diga-asentí sin dar lugar a preguntas innecesarias, aquí tendría que confiar mucho más en él al menos hasta conocer la mayoría de rutas posibles para la Casa de Asesinos. Avanzamos lentamente, además de manera tranquila para no levantar muchas sospechas pero los guardias ciertamente nos veían por bastante tiempo, el suficiente para ponerme nerviosa especialmente al notar como ponían la mano en la empuñadura de la espada; el corazón comenzó a latirme desbocado cuando tres soldados caminaban detrás de nosotros, mientras que algunos más nos cerraban otros caminos.
-Cuando te diga, corremos, te dejare frente a la Casa de Asesinos mientras yo los pierdo y no discutas-masculló sólo para mi, iba a protestar pero su simple mirada me hizo callar sin dejar lugar a réplicas...entonces inició, nosotros dos corriendo por nuestras vidas cual locos desquiciados. Pasábamos empujando gente, destruyendo algunos puesto de mercaderes hasta que logramos perderlos ligeramente y Altaïr me empujo a lo que parecía un pequeño patio con una escalera de madera que subía al techo más alto de ese conjunto de casas.
-Sube y donde este la abertura en el techo, baja por ahí, volveré pronto, dile a Imam que tuve problemas ¿si entendiste?-asentí haciendo caso omiso del tono de voz fastidiado que empleó contra mi; subí lo más rápido posible la escalera mientras él volvía a correr para perderlos "Me volvió a salvar...maldita sea", sonreí ligeramente, era un pequeño atisbo de lo que sería en unas semanas.
Comencé a caminar hasta toparme con la entrada del techo, me colgué del cilindro metálico bajo el marco de madera e intente caer con cuidado, pero mi peso me gano y las manos resbalaron...mis nalgas dieron un golpe que esperaba fuera duro y me sacara un grito de dolor pero por fortuna caí sobre los almohadones, aunque eso no paso desapercibido para los cuatro novicios que no dudaron en abalanzarse contra mi, rodeándome con sus espadas.
-¿Cómo entraste aquí? ¿Cómo entraste aquí?-los miré por unos segundos y señale el techo, no era difícil adivinar pero no les basto porque estaba pronto besando el piso por un golpe que me dieron, luego, me tomaron de los brazos para meterme en la pequeña estancia y amarrarme a una de las columnas de madera, mientras me interrogaban sin conseguir las respuestas que justificarán un asesinato, el mío específicamente y a consecuencia recibía golpes, ni cuenta se dieron que soy mujer, o tal vez sí lo notaron pero no les importo y a este paso tampoco les importaría matarme a golpes sólo deseo que Altaïr...llegue pronto.

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