Mi primera vez

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-sobre la mesa hay café-. Digo cortante.
-gracias... ¿Mi ropa?-.
-llena de barro, en aquel rincón-. Mencionó señalando.
-se ve que me caí afuera.
-tengo alguna remera de Tom y..-.
-no quiero, no quiero usar nada de él-.
-bueno tengo unas faldas mías que pueden quedarte bien-. propongo mirándolo de arriba abajo en forma despectiva.
-que chistosa, ahí veo un lavarropas-. Responde observando hacia un rincón de la cocina.
-y ¿Te tengo que lavar la ropa?-.
-por favor-. Pide en tono de suplica.
-ok-. Sedo revoleando los ojos. Voy por su ropa, la meto en el lavarropas, agrego el jabón, el suavizante y busco un programa con lavado y secado. Según el timer dice que va a tardar tres horas. Bien, tres horas juntos. ¡Matenme!.
En un intento por ponerse de pie, se cae.
-quedate quieto por favor, estás muy borracho aún-.
Busco debajo de mi cama un colchón y lo coloco a un costado en el piso. Lo cubro con una sábana y voy a buscar al borracho. Lo ayudo a levantarse y lo siento sobre el colchón. Él se acuesta y lo cubro con una frazada. Le pido la toalla húmeda y listo así no le veo nada.
-ahora vas a quedarte quieto y vas a dormir, mañana temprano te pones tu ropa y te vas-.
Ni me contestó, solo se puso a dormir.

Me acosté sobre mi cama y me invadió el sueño, yo también estaba un poco borracha.

-Mery-. Me llama.
-¿Que pasa?
-pensé que iba a estar Tomás-.
-como verás, no-.
-¿Lo amas?-.
-si-.
-¿ya lo hicieron?-.
-estás borracho Enzo, estás diciendo estupideces-.
-¿Te gustó?-.
-¡¿Que?! No seas desubicado-.
Nos interrumpe la puerta, observo el reloj y no entiendo nada ¿Alguien va a dormir?.
-¿Si? ¿Quién es?-.
-Tom bebé-.
-no le abras por favor-.
-¡¿Qué me estás diciendo?!-. Pregunto. -si, estoy yendo-. Me acerco a la puerta y abro.
-hola bebé-. Pregunta dándome un tierno beso en los labios.
-bien amor, ¿Cómo está Lucas?-.
-bien lo dejamos acostado en su cama-. Levanta la vista y ve un colchón en el suelo.
-¿Se quedó Gina?-. Cuestiona hablando automáticamente en un susurro.
-no Tom, es que cuando dormía practicante me tiraron la puerta abajo, un Enzo en estado de ebriedad se apareció en mi puerta con un olor a alcohol que era inaguantable ahora está acostado y su ropa lavándose-.
-¿Está desnudó?-. Dice enojado.
-si pero está tapado yo no le vi nada. Yo estoy esperando otras cosas-. Le hablo con voz juguetona y pasando mi dedo por el contorno del cinturón-.
-venía a estar con vos y ahora está él como siempre en el medio de nosotros-. Continúa enojado.
-pero mi cama tiene un lugar disponible, además cuando termine el programa del lavarropas se va, te lo prometo-.
-¿estás segura que lo que querés es estar conmigo?-.
-obvio, acaso ¿no lo ves?-.
-si hermosa, perdoname, soy celoso y éste flaco te hizo sufrir mucho-.
-lo sé pero ahora ya no más-.
Me besa profundamente y yo doy un salto y me aferro a él como si fuera un koala. Y así me lleva hasta la cama.
En ese momento Enzo empieza a expectorar como si fuera a vomitar.
Tom se acerca a él rápidamente con un balde-.
-Enzo, ¿querés vomitar?-.
-no, no, estoy bien, solo que la escena de ustedes salida de una novela barata me revuelve el estómago-.
-pfff, Enzo que imbécil-. Digo.
-déjalo Mery se ve que la envidia lo puede, digo... porque podría estar con Francesca así en éste momento, ¿No Enzo?-. Pregunta guiñándole un ojo y haciéndole una sonrisa de lado.
-si, sabés que si, mejor me voy, María dame mi ropa-.
Me acerco al lavarropas y le faltan cuarenta minutos-.
-le faltan cuarenta minutos, ¿La querés de todos modos?-.
-si, me quiero ir a la casa de Francesca-.
¿Pero quién se cree?¿Por qué no fue allá desde un comienzo?. Me acerco al lavarropas y suspendo el programa, cuando saco la ropa aún está algo húmeda, pero en fin, me importa una mierda, por mi que se vaya chorreando. Giro sobre mis pies y me acerco a Enzo lanzándole la ropa-.
-toda tuya-.
-ok gracias-. Responde vistiéndose rápido. En unos pocos minutos está listo.
-me voy-. Dice
-ok, que te vaya bien-. Le abro la puerta y el se marcha.

-Mery, ahora estamos solos-. Me habla con cara de picaro.
-ohh, si-. Respondo igual.
Me agarra de la mano y me acerca hacia el. No deja de besarme ni un solo momento. Yo hago lo mismo.
Mientras nos besamos caminamos hacia la cama. Ahí me quita la franela y yo le quito la suya y los pantalones

Amor travieso. Lo que esconden las caras inocentes Donde viven las historias. Descúbrelo ahora