[🌷] 2O

2.5K 372 49
                                    


Despertó, para su suerte.

Detestaba escuchar el golpeteo adolorido de su corazón cada mañana luego de abrir sus ojos y enfocar su vista en su aburrida habitación.

Revolvió su cabello con su mano, suspirando con pesar, estirándose así entre sus sábanas y abrazando a la cosa quejosa que tenía a su lado. El despertador sonaba como todas las mañanas, eran las seis en punto, debía levantarse si quería llegar temprano al trabajo. Pero en vez de eso, cerró sus ojos. Y se aferró al cuerpo de su pequeño novio con fuerza, como si no quisiera que este se fuese de su lado.

—Seonghwa...— Su voz levemente gruesa pero dulce se hace presente en sus oídos, y es ahí cuando hace el empeño, uno pequeño, para estirarse nuevamente; apagando así aquél molesto chillido que le pone nervioso cada mañana. Sin intenciones de querer levantarse, se abrazó nuevamente a él, sintiendo el calor reconfortante que irradia la pálida piel de aquella suave espalda desnuda. Respiró su aroma, y hubiese quedado dormido si Yeosang no se hubiera movido para quitárselo de encima.

Gruñó, no quería levantarse.

Este era uno de esos días en donde Seonghwa estaba más que irritado, con un peso impresionante sobre los hombros. Todo estaba tan mal, era una tortura tener que respirar sin saber cómo se encontraría Choi San en ese momento. Las ojeras que habían de bajo de sus ojos dominaban, la belleza de su sonrisa perfecta se estaba perdiendo gracias a esa mueca triste que cargaba debido a la culpa que se instalaba en su pecho cada mañana, y, por si fuera poco, ha bajado de peso considerablemente.

A todos les preocupa esto, claro. Seonghwa es como el pilar de su pequeño grupo y verlo así, tan acabado por algo que le afecta tanto, es doloroso.

—Se te hace tarde— Había otra cosa que también dolía, y es que Yeosang se preocupaba demasiado por él. Sabía que no dormía bien por las noches, sabía que no lo hacía por estar pensando cada una de las cosas que pasan día con día. Sabía que pensaba en San, en lo preocupado que estaba Jongho, en lo inquieto que estaba Mingi, en... Lo acabado que estaba él. El colegio, el trabajo de medio tiempo para pagar sus estudios, San, San, San.

Todo era frustrante, la vida les golpeaba a todos como si de cubos llenos de agua helada y trozos punzantes de hielo se tratase.

—No iré,— Dice, no sabía que la espalda de una persona podía ser cómoda. —y no me harás cambiar de opinión, sabes que necesito un descanso de todo. Lo único que quiero hacer es dormir todo el día mientras te abrazo, Yeossi— El tono adormilado de su voz relajaba los músculos tensados del menor.

—No puedo quedarme hyung...— Quería poner una excusa, pero la verdad es que no tenía ninguna. Intentar girarse en su lugar para poder ver el rostro adormilado del mayor era inútil, estaba literalmente subido encima suyo. —¿Por qué no? ¿Acaso ya no me quieres?— El deseo de abrazarlo fuertemente se hizo presente en una milésima de segundo.

—Si te quiero hyung, pero ¿Recuerdas? Tengo que ir a la universidad— Seonghwa lloriqueó, negándose rotundamente a soltarlo.

—Falta hoy.

—Lo haría si pudiera.

Ugh, esa frase. Esa maldita frase le tenía cansado, todos los días debía escucharla. ¿Acaso todo el que entraba a esa casa debía decir esas palabras? No se lo explicaba. Era tan... Joder, le sacaba de quicio.

Respiró con profundidad, intentando calmar los pensamientos negativos que en su cabeza se comenzaban a formar. Con la yema de sus dedos acarició la espalda de Kang, suspirando, sintiendo la suavidad de su piel. Esta era una de las cosas que lograban calmar sus ataques de "ansiedad" tenía ganas de llorar en ese momento, la idea de quedarse solo y... No tener a nadie cerca le aterraba.

—Quédate— Su garganta comenzaba a romperse cuando esto pasaba, sus ojos oscuros temblaban con miedo, su cuerpo tiritaba y no podía pensar. No quería que Yeosang se fuera... Lo necesitaba junto a él lo máximo posible. —Por favor, sólo esta vez Yeossi...— El sentimiento agobiante instalado en su pecho.

Las lágrimas comenzaron a resbalar, cayendo directamente en la suave piel bajo su cuerpo. Los sollozos que intentaba retener parecían no detenerse. Los cuestionamientos, las preguntas sin respuesta. Dudas, tormentos. Todo se instalaba en su cerebro y le abrumaba. Todos sus problemas, la inestabilidad de su relación... San. No podía dejar de pensar en San.

Todo este miedo... Nació a causa de la desaparición de San, y joder. ¡Él no tenía la culpa! Nadie entre ellos la tenía. Quería idear un plan justo como le había dicho a Mingi, pero... No tenía nada, había recurrido a tantas personas que ya los contactos se habían acabado. Nadie podía ayudar, era como si les echaran en cara que San no valía la pena... Cuando en verdad lo era todo para él.

Mierda, estaba llorando tanto. Se estaba rompiendo como una taza de cristal entre sus temblorosas manos.

—Está bien hyung— Yeosang estaba comenzando a alarmarse. Se movió con algo de fuerza, la justa para girarse y atrapar al mayor entre sus brazos. Acariciando su cabello,  su espalda, susurrando palabras de aliento para que calmara su respiración. Le decía que todo iba a solucionarse, que todo iba a estar bien. Pero al parecer no servía. —No me iré, ¿Vale? Me quedaré contigo todo el día, vamos. Por favor deja de llorar...— Él iba a entrar en pánico si no dejaba de escuchar aquellos hipidos.

—Estaré contigo para lo que sea, hallaremos la manera de traer a San de vuelta a casa. Lo juro hyung, lo juro... L-lo juro con mi alma.

❛ LUNATIC。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora