Capítulo tres: "Venganza peligrosa"
Justin Finch, Hannah Abbott, Ernie Macmillan y Wayne Hopkins se encontraban riendo sin parar en la pequeña cámara de la recepción del castillo, sentados en una ronda muy pequeña, jugando con pequeñas gobstones mientras de estas salía un líquido pútrido.
Había en el lugar un par de pequeños grupos de niños, algunos de su mismo año y otros más grandes, pero Artemisa ya les había indicado a sus nuevos amigos quienes habían sido los causantes de su triste llanto. Finnegan Toddley encabezaba la marcha, irguiendo el pecho, caminando con las manos en sus bolsillos y una expresión maligna que lo hacía parecer de algún curso más grande. Blaise, a su lado, cruzaba los brazos, luciendo una cara de pocos amigos que podría hacer llorar a cualquiera. Annabelle, Millicent y Artemisa daban pequeñas zancadas detrás de los muchachos, intentando igualar sus largos pasos.
El pequeño juego de canicas entre Hufflepuffs pronto acabó, cuando las sombras de los Slytherin de pie frente a ellos consumiendo la poca luz que les brindaba el candelabro principal se hicieron presentes, inundándolos en pura oscuridad. Los pequeños hurones levantaron sus cabezas hacia arriba, presos del temor en cuanto notaron de quien se trataba.
- Como adoro las Gobstones, ¿Tu no adoras las Gobstones, Blaise?- comentó Finn, terminando con la diversión.
- Me encantan.- le contestó el moreno sonriente, aunque con una voz grave que le heló a todos los huesos.
En el lugar se hizo el sepulcral silencio que Finn buscaba. La cruda verdad era que al azabache muchacho le gustaba la reputación que ya le precedía, y el causar pavor entre los alumnos que no lo conocían pero habían escuchado de él lo hacia sentir sumamente prepotente.
- ¿Se termino el juego, tan pronto?- el ojiazul fingió tristeza, llevándose la mano al pecho.- Bueno, quizá llegamos tarde para jugar... pero no para arreglar unos asuntitos pendientes con ustedes.
- No se de que hablas, Finn.- susurró Ernie, apretando las canicas entre sus temblorosas manos, intentando metérselas en sus bolsillos por si había que salir huyendo cual hurón de la escena. No le importaba dejar a sus amigos atrás, ser el blanco de Finnegan Toddley le parecía mucho peor que quedarse sin amigos.
- Quizá su rostro te haga acordar, la empujaron esta mañana...y no ha sido la primera vez.- el muchacho respondió cambiando su actitud ladina por una amenazante, pasando un brazo por sobre los hombros de la pequeña pelirroja. Artemisa podría jurar que su rostro estaba tan rojo como un tomate, y eso se debía a que no quería que otros alumnos comenzaran a hablar de ella y de Finn de "esa forma".
Finn era un muchacho tan apuesto que las niñas de su edad no se atrevían ni siquiera a dirigirle la palabra jamás, aunque no faltaban, en cada grupo de muchachas, los comentarios entre susurros de aquel niño con cabello desordenado, ojos como el mar y labios rosados muy finos. Era demasiado alto para sus once años, lo que no ayudaba con su delgadez pero si para atemorizar a las personas.
- No fue a propósito.- respondió Hannah, la única mujer en aquel grupo de Hufflepuffs matones, mientras se refugiaba de forma disimulada detrás de sus amigos.
- No me digas.- comentó Blaise, fingiendo una leve sorpresa socarrona mientras se ponía a la par de Finn. Aquel par de serpientes eran sin duda un dúo aterrador.- Artemisa nos dijo otra cosa, ¿acaso eres una mentirosa, Hannah?
Blaise, en cambio, no parecía ni tan divertido ni tan encantador al hilar sus palabras como Finn. Sus ojos eran duros y oscuros, su porte indicaba que cualquiera que se les acercara o les tocara un pelo a sus amigos terminaría con Madame Pomfrey en la enfermería hasta el receso de navidad. Finn podía intimidar con su palabrería ocurrente y lacerante, pero la finura inalcanzable de la presencia prepotente de Blaise causaba pavor.
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UNA ROSA NEGRA {DRACO MALFOY}
FanfictionArtemisa Rosier carga con un apellido temido por la comunidad mágica. Siendo solo una huérfana a causa de la copilada muerte de ambos padres, Artemisa es puesta en manos de familiar en familiar, hasta acabar con una de las mortífagas más peligrosas...