Capítulo 13, el mal no se detiene

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Sophie no la soltó, ni siquiera mientras la ayudaba a levantarse del suelo, ni siquiera cuando empezaron a caminar por los pasillos en dirección a la cocina, en donde Amy supuso que se encontraría con Daniel.

Seguramente Sophie sabía que Amy en verdad no quería explicar la razón por la que estaba en el suelo. También supuso que ella esperaba a que Amy se lo dijera, pero ella no lo haría. ¿De qué manera le decías a tu amiga que escuchabas a personas muertas pidiendo ayuda?

Amy negó con la cabeza y se dedicó a seguir a su amiga mientras ellas caminaban en silencio, la curiosidad cubriendo sus rasgos.

–¿Cómo... cómo fue?

Preguntó Soph, incluso aunque no hubiera especificado, Amy sabía que se refería al hospital. ¿Había alguna manera en la que Amy pudiera describir lo horrible que había sido vivir así? más que vivir era sobrevivir.

Amy sabía que Soph no lo preguntaba para molestarla o alterarla, lo hacía por pura curiosidad, no dudaría si le decía que había buscado la manera de preguntarlo.

–No sabría decirlo, So... Fue horrible.

–Oh, Amy–dijo Sophie, se detuvo y volvió a abrazar a Amy–. Te extrañé tanto. Casi me dio un infarto al enterarme de todo.

–¿Cómo lo supieron?–preguntó Amy.

Sophie la soltó y la volvió a jalar para que siguiera caminando. La larga falda se su amiga llamaba su atención seguido, era de un hermoso color amarillo, no amarillo pollo, sino un tono más brillante y no al mismo tiempo, Amy no podía encontrar una manera para describirla. Esta le llegaba al tobillo cubierto por sus encantadoras sandalias café claros. Llevaba un top de flores verdes y unas cuantas rosas, su negro cabello estaba arreglado sobre su cabeza en una corona de trenzas, y sus pestañas eran de envidiar, rizadas de forma natural, como siempre, pero una gruesa capa de mascara para pestañas. Tan bonita como siempre.

Amy recordaba cuando podía decir lo mismo de sí misma. No era que se la pasara todo el día viéndose en un espejo y pensando: mmm, soy un completo bombón, pero si se había visto mucho mejor que en ese momento.

–Rafael y Alec... Al ser director del instituto la clave le informó sobre tu ubicación, pero le prohibieron que fuera a buscarte o que dijera algo. Mandó a Raphael mi primo para... no para espiarte, pero para asegurarse de estuvieras bien, le informaba a Alec y eso. Él no podía decírnoslo, pero Adam y Daniel no se lo tomaron bien. Adam apenas si le dice tres palabras, y Daniel... es Daniel, no ha hablado con él en días. Y Max...

Amy miró a su amiga rápidamente, seguramente palideció porque Soph no tardó mucho en contestar.

–Él está bien... pero no se cuándo va a volver... Tuvo una discusión con Alec y... Y está en el Laberinto Espiral con Tessa Gray, una amiga de la familia.

Amy se sintió mal por Alec, que dos de sus hijos estuviesen lejos y que uno no le hable debería de ser algo duro. Tal vez se sintió tan mal porque sabía que ella era un poco responsable de eso. Bravo, Emilia, haz arruinado la vida de un buen hombre, pedazo de estúpida pensó.

–Y también está el hecho de que Owen se va a casar, que Kim está encerrada en el Gard y que soy una completa idiota porque me tiré a Jaime de nuevo y...

La cabeza de Amy daba vueltas por toda la información que le acababa de compartir, pero al escuchar lo último que Soph había dicho Amy miró a su amiga, Sophie solo se interrumpió y miró en diferente dirección con los hombros bajos y las mejillas primero sin color y después muy ruborizadas.

–Wooo, tranquila, mucha información–dijo, Soph se cubrió el rostro y ahogó un grito–Ahora, dilo de nuevo, pero más lento y tranquila, ¿sí?

Cazadores de Sombras: Ciudad de ConsecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora