Capítulo 25, cuando los sueños se vuelven pesadillas

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La belleza de la ciudad a su alrededor era cegadora, las iluminadas torres rodeando la ciudad eran las que hacían todo parecer más fascinante de lo que ya era.

Una gran e iluminada fiesta se desarrollaba en la distancia. La música tapaba todo tipo de ruido para solo dejar el extraordinario sonido de los violines, el piano, las flautas y arpas rugiendo. Era una combinación extraordinaria que alteraba todos sus sentidos hasta hacerla estremecer, la música llamándola como un imán atrayendo a otro.

Amy ni siquiera había notado que llevaba puesta un corto top de color negro y una larga falda que le rozaba los tobillos, era del mismo color negro que el top, pero esta brillaba. No completamente, sino como si fuese un cielo estrellado. Tenía el cabello recogido en una gran trenza que caía sobre su hombro desnudo.

Estaba vestida de una manera tan elegante que supuso que se debería de dirigir a la fiesta que parecía esperarla. No sabía que encontraría allí, pero no perdía nada en averiguarlo.

Amy empezó a caminar, cuando sintió que alguien le tomó el brazo, no supo por qué, pero sentía que el tacto de aquella persona era toxico, incluso podía pensar que era doloroso. Miró en dirección al extraño que estaba a su lado, él se encontraba cubierto por una larga capa y cuando Amy se agachó un poco para ver su rostro, de alguna manera le fue imposible hacerlo, solo había oscuridad. Era como si el cuerpo del extraño no estuviese ahí.

No pudo hablar cuando le quiso preguntar quién era, nada logró salir de su garganta.

Un segundo después ya se encontraban pasando por una plaza de gran extensión, muchos invitados de la fiesta estaban ahí, muchos otros entrando a un gran salón frente a la plaza, era un edificio bastante grande al estilo neoclásico. Una gran escalera de mármol conducía al gran salón sostenido por grandes pilares. Bajo la gran luna de Octubre, el gran salón parecía un palacio en el cielo.

Al subir las largas escaleras, acompañada del encapuchado, Amy se preguntó quién sería, ¿alguien importante en su vida? ¿un conocido que extrañaba u odiaba?... ¿alguien que conocería?

Una vez estuvieron en lo alto de las escaleras y se dirigieron al interior, el extraño desapareció y Amy se encontró caminando hacía la multitud sin acompañante. Las paredes eran de un blanco pálido las cuales contrastaban con la gran claraboya de cristal que colgaba del alto techo, la luz golpeaba con los cristales de este los cuales iluminaban a los invitados como si la misma luna los iluminara. Incluso aunque era hermoso ver toda esa luz, en verdad lo que llamaba la atención era la gran fuente en forma de una sirena en el centro del enorme salón.

Las largas faldas de los abultados vestidos parecían grandes abanicos de diferentes colores y con detalles tan pintorescos que parecían una gran obra de arte mientras bailaban al ritmo de la alta música.

Sophie estaba bailando con un hombre que Amy no podía ver ni reconocer, solo podía ver su brillante cabello negro y el hermoso vestido dorado de Soph, este se movía con la misma gracia que Amy podía ver en su amiga al bailar. Se veía preciosa, como siempre, su cabello suelto volviéndose sombras mientras ella daba vueltas pegada a su acompañante.

Amy dio unos cuantos pasos en dirección a su amiga, pero ni siquiera se acercó a ella cuando un joven tomó su mano y la estrechó contra su cuerpo para bailar, Amy miró en dirección a donde se había encontrado Sophie, pero ella ya no estaba ahí, es más no la encontraba en ningún lado, ningún rastro de su vestido dorado o de su hermoso cabello oscuro.

Un rastro de dorado la distrajo, era el cabello de alguien conocido... alguien que ella amaba.

Daniel.

Cazadores de Sombras: Ciudad de ConsecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora